TLAXCALA/ 3 /08/2019(Pedro Morales
Especial homenaje a +Rubén García Badillo
Una Frida era “la perversa, la mentirosa, la grosera, la insaciable sexualmente.
La otra, la buena está cubierta con un manto y parece tener una aureola
Al dar a conocer la herencia del archivo que perteneció al poeta, escritor, dramaturgo y periodista tlaxcalteca Miguel N. Lira, en su mayor parte inédito, el sacerdote+ Rubén García Badillo abre nuevos caminos para entender la obra de Frida Kahlo.
Heredero y albacea del acervo documental del escritor Miguel N. Lira, García Badillo revela en entrevista exclusiva que por cuatro décadas ha estudiado la relación de este personaje con Frida Kahlo, Alejandro Gómez Arias y otros miembros del llamado grupo de “Los Cachuchas”.
Los jóvenes que fueron los integrantes del grupo, en el cual además del propio Lira y de Kahlo, estuvieron Manuel González Ramírez, Alejandro Gómez Arias, Agustín Lira, Alfonso Villa, Jesús Ríos y Valles, Carmen Jaime y José Gómez Robleda.
Y el lance amoroso fue Frida.
Pese a que en casi todas las biografías de la artista, se reconoce a Gómez Arias, como su primer novio.
En opinión del sacerdote, la pintora fue novia simultánea tanto de Gómez Arias como de Lira, pero con cada uno tenía una relación distinta:
Con éste, quien fue acólito de una iglesia y se sentía orgulloso de haber obtenido un “premio a la moral”, mantenía un noviazgo “limpio, infantil, niño, que habría de vivir toda la vida en ambos, hasta la muerte”.
Con Gómez Arias, Frida era “la perversa, la mentirosa, la grosera, la insaciable sexualmente”.
De hecho cuenta con una carta en la cual Gómez Arias le escribe a Lira en diciembre de 1921, cuando a Frida le apodaban, por su origen alemán La Teutona y a Miguel, por ser su novio, El teutón:
“He visto a La Teutona, está más pálida y amarilla que un sobre fut. Algo le falta y me temo que si esto sigue habrá mi generosidad y la gallardía de mi estirpe que concedérselo. Pues si tú no estás quedo yo, y a falta de pan son suaves las cemitas.”
“Frida, al igual que Miguel, también se dio cuenta de que existían las Dos Fridas. Una, la Frida niña de Miguel, y la otra, la perversa, la de Alejandro… Esto lo platicaron en 1925 y fue cuando Frida, ayudada por Miguel, grabó la primera pintura de Las Dos Fridas…”
Se trata de un grabado en linóleo, de 10 X 7.5 centímetros, en el cual se aprecian dos mujeres con los mismos rasgos.
La primera está cubierta con un manto y parece tener una aureola, la otra tiene sólo la mitad de la aureola o una figura que parece una luna y muestra su pecho desnudo.
Destaca el sacerdote que tanto Gómez Arias como otros “cachuchas” se sintieron atraídos por el intelecto de Lira a quien Frida llamaba, por los ojos rasgados, Chong Lee, Chong Leesito, Miguelito o Mike.
Por ello establecieron una entrañable amistad, que perduraría casi hasta el final de sus días.
En opinión del albacea, la influencia de Lira en la obra de Kahlo no se circunscribió a las obras primeras.
Relata que el 18 de octubre de 1938 Frida envío a Lira una fotografía del autorretrato que había elaborado recientemente, con la dedicatoria: “Para Miguel con el cariño de su hermana de siempre”.
Él supone que Lira le hizo notar que le faltaba belleza y colorido, por lo cual la pintora “llenó de flores, pájaros, papel de china” el cuadro y lo presentó así en una exposición en París.
La obra, recuerda, fue la primera pieza de un artista mexicano adquirida por el Museo de Louvre:
“Fue el mayor triunfo artístico de Frida en vida”, señala.
Y agrega que por el se ganó no sólo el respeto de Diego Rivera y de David Alfaro Siqueiros, sino también la admiración de Kandisnsky y de Picasso.
Hay también correspondencia de José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Agustín Yáñez, Rafael Heliodoro Valle, Renato Leduc, Mariano Azuela, Salvador Azuela, Julio Prieto, Gabriel Fernández Ledesma, José Chávez Morado y Rafael Alberti, entre otros personajes, que “se sentían honrados con la amistad de Miguel N. Lira”.
Admite que ha perdido algunos documentos, entre ellos 40 cartas que había apartado para su investigación, pero que fueron devoradas por las ratas, sin poder salvar una sola.
Ahora, asegura, tiene el grueso de su acervo guardado en Estados Unidos.
Su deseo es que se organice una exposición, con el gobierno de Tlaxcala, en torno a las figuras de Lira y Kahlo.
El periódico oficial del gobierno publicó el decreto mediante el cual se declara a Lira “Benemérito del Estado Libre y Soberano de Tlaxcala” y al año 2005, como año de Miguel Nicolás Lira Álvarez y ordena la inscripción de su nombre en letras doradas, en el Salón de Sesiones del Palacio Juárez, sede del Poder Legislativo.
Frida falleció en 1954, Lira en 1961.
González Ramírez en 1979 y Gómez Arias en 1990.
Si es verdad que Lira es el autor de esas obras primeras de Frida, los cuatro “cachuchas” se llevaron a la tumba el secreto.
Y no existen, que se sepa, a la fecha obras de arte atribuidas a Miguel N. Lira.