TLAXCALA/ 23 /OCTUBRE/2020
“Analizan la construcción del ícono llamado Fidel Castro, a través de sus imágenes
*** El investigador de la UNAM, Enrique Camacho Navarro, realiza una historia que corre en paralelo al estudio de las fotografías del “Líder Máximo” de Cuba
*** En videoconferencia del Seminario de la Mirada Documental, detalló que su análisis se enfoca en el periodo 1956-1961, cuando se produjo el ícono revolucionario
Su garbo enfundado en un sempiterno uniforme verde oliva, y una barba espesa y oscura, son elementos que cruzan la mente al nombrar a Fidel Castro, el líder de la Revolución Cubana y de lo que muchos consideran un gobierno totalitario. El camino de las imágenes que le convirtieron en ícono de la izquierda latinoamericana, su impacto y tratamiento e, incluso, la “no presencia” de su figura, estuvo determinado, entre otros factores, por los conflictos políticos entre Estados Unidos y la isla.
Así lo considera el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Camacho Navarro, quien lleva a cabo una historia del personaje, la cual corre en paralelo con un estudio de las fotografías del y en torno al “Líder Máximo” de Cuba. Sobre este análisis abundó al participar, vía remota, en el Seminario de la Mirada Documental, de la Dirección de Estudios Históricos, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora.
Apoyado en las claves del libro Fotografía e historia en América Latina, coordinado por John Mraz y Ana María Mauad; el experto del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, de la UNAM, intenta ir más allá del carácter ilustrativo con que ha sido tratado el corpus visual sobre Castro, para ahondar en su contexto y uso discursivo, abarcando el periodo comprendido entre 1956 y 1961, de la travesía en el Granma de México a Cuba, a la declaración del carácter socialista de la Revolución, el 16 de abril de 1961.
En la videoconferencia, enmarcada en la campaña “Contigo en la Distancia”, de la Secretaría de Cultura, explicó que en su análisis, las imágenes de Fidel Castro capturadas en ese breve lapso, a las cuales se debe su conversión en ícono, entran en diálogo con otras que se remontan a 1898, cuando finalizó la Guerra por la Independencia de esa nación, el nacimiento de “Fidel” en 1926, su etapa de participación política marcada por el Asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, así como su aprehensión y salida rumbo a México, en 1955.
Para comprender el descontento y la movilización social cubana de los años 50 —dijo—, habría que reconocer la injerencia que mantuvo Estados Unidos sobre la isla recién independizada de España. John R. Brooke y Leonard Brooke fueron gobernadores generales de Cuba entre 1899 y 1902, en este último año se logró una emancipación falsa, pues continuó la presencia directa del país norteamericano. En la década de 1920, el presidente Calvin Coolidge visitó la nación caribeña, y no fue sino hasta 2016, que un mandatario estadounidense, Barack Obama, repitió la hazaña, entrevistándose con Castro.
“La política geoestratégica de Estados Unidos repercutió en que los presidentes de la República de Cuba, concretamente Gerardo Machado (quien gobernó entre 1925 y 1933), atendieran a los intereses norteamericanos. No existía un proyecto político nacional, y eso produjo disturbios que derivaron en su derrocamiento. Para ese momento ya aparecen otros sujetos políticos que representan a sectores sociales, como los mandos bajos y medios del ejército, los campesinos y los profesionales, además de una ascendente clase media que pedía una mayor participación política, económica y social.
“Es aquí cuando Fulgencio Batista, en ese momento con un rango menor en el ejército, aparece en la escena y se va a mantener hasta convertirse en el hombre fuerte de Cuba. Fue electo para el periodo de 1940 a 1944, y deviene en dictador de facto entre 1952 y 1959”, detalló el ponente.
La figura de Fidel Castro —continuó—, la del hombre de la barba y el fusil, mochila al hombro dominando el paisaje desde Sierra Maestra (como lo inmortalizó Alberto Díaz Gutiérrez ‘Korda’, en 1961), no podría comprenderse sin su antagonista: el dictador Batista.
“Esa fotografía de ‘Korda’ vino a representar, a través de la figura de Fidel Castro, la resistencia cubana frente a Estados Unidos y a la presencia de su gobierno. En ese año, 1961, inicia el conflicto entre ambas naciones y una nueva etapa dentro de la construcción iconográfica de Fidel, en ese punto adquiere otras dimensiones, distintas a las que quiero tratar en mi estudio”, señaló Enrique Camacho.
En la “construcción” de Castro en el imaginario, muchas imágenes quedaron fuera, sí por las disputas políticas cubano-estadounidenses, pero también por una autocensura en el afán de cuidar y construir una imagen. Eso explicaría que son poco difundidos los retratos con su primera esposa, Mirta Francisca de la Caridad Díaz-Balart, hija de un alcalde de la zona oriente de Cuba, quien llegaría a ser ministro de Fulgencio Batista.
“Por ejemplo, existen fotografías de su luna de miel en Estados Unidos. Evidentemente, esta imagen durante la lucha insurreccional y más en una época de clara oposición al gobierno norteamericano, no podía aparecer. El testimonio de su presencia en ese país, contravendría a esta actitud de lucha contra la potencia del norte.
“Lo mismo sucede con otra imagen donde vemos a un joven Fidel, vestido con corbata, admirando a Eduardo ‘Eddy’ Chibás, fundador del Partido del Pueblo Cubano. Esta conexión tampoco fue útil en la etapa del ‘Fidel revolucionario’, porque no había una concordancia entre ese partido liberal, con las propuestas que después se hicieron ligadas al socialismo”, finalizó el investigador, quien en su estudio quiere profundizar en ese Fidel Castro “desconocido”.