Pedro Morales
No hay peor sordo, ni ciego como el que no quiere ver, ni escuchar los llamados de auxilio del pueblo tlaxcalteca, tal pareciera que sus quejas y carencias son “hechos aislados” que no merecen mayor atención que el proceso electoral que vivimos.
Es evidente que los problemas sociales quedan en segundo plano, lo que importa es el hueso y vivir o seguir viviendo del erario público que es el dinero del pueblo que ha votado por ellos y les otorgó un voto de confianza que ha sido traicionado.
Los hechos más recientes, que no son aislados en este año y casi tres meses del ya no tan nuevo gobierno que pone oídos sordos a las cifras crecientes que marcan el asomo del feo rostro de la ingobernabilidad, ante un gobierno y funcionarios alejados de la realidad de la otra Tlaxcala, la que quieren ignorar.
Los hechos más recientes como fue el violencia desatada en San Juan Ixtenco, donde un alcalde se niega a rendirle cuentas al ´pueblo -el mal ejemplo cunde- y al mismo tiempo instalar su reinado en las espaldas del pueblo tuvo su justa respuesta.
Querer imponer su ley y decir que todo está bien, cuando pasa todo lo contrario, tarde que temprano hace despertar al tigre dormido que es el pueblo de Tlaxcala que quiere vivir en paz, pero que en su pecho lleva ancestralmente la llama de la lucha ante las traiciones, imposiciones y falsas promesas.
Una y otra vez escuchamos las declaraciones de quienes nos gobiernan de que Tlaxcala ocupa los primeros lugares en seguridad a nivel nacional, pero eso fue hace 20 años con Alfonso Sánchez Anaya.
Ahí está el reclamo de los grupos feministas, de los padres de Karlita Romero Texmol para que de una vez por todas se decrete la alerta de género que tanto ofende a la clase política de huarache que no aquilata el dolor de las familias ofendidas con la pérdida de una de sus hijas.
“Son casos aislados”, los asaltos al tren conocido como “La Bestia”, los diarios robos en las otrora seguras carreteras de Tlaxcala, que se han convertido en trampas mortales para los transportistas, principalmente de carga pesada.
Ni se diga de las crecientes incursiones de bandas de asaltantes cada vez más violentas, como lo vivió dolorosamente este miércoles negro el diputado del PRD, Alberto Amaro Corona que da gracias a Dios porque a su familia no la lastimaron.
Y por si faltara algo, este mismo miércoles fue baleada la casa del alcalde de Cuapiaxtla, mientras se insiste en que se integran las carpetas de investigación, lo que indica que se toma nota, se apunta y se almacena, pero es evidente que no hay capacidad para dar resultados.
Es lamentable constatar que hay incapacidad para gobernar en casos extremos, tal vez y solo tal vez sea la ignorancia de que en Tlaxcala el fondo es forma y de que hace falta algo más que bonitas declaraciones y buenos deseos para mantener la gobernabilidad, que poco a poco se transforma en un monstruo que atenta contra la tranquilidad de todos.
Es la hora en que no se puede concretar un mando único policial, cuando como por ejemplo en el asunto del diputado Amaro llega un par de policías para enfrentar a una mega banda con metralletas y nuestros policías desarmados.
En el caso de los diputados deberían ser enjuiciados por omisión en su encargo, que digan cuantas veces la gente de Ixtenco advirtió de lo que pasaba con su mala autoridad, no hicieron caso.
Su principal preocupación entre algunos de ellos es volver a reelegirse, pero esta visto que han traicionado la confianza del pueblo que los puso en esos cargos de elección popular.
A la distancia se extraña la mano firme de los gobernantes que pese a lo que digan mantuvieron a raya a la delincuencia, aquellos que lograron solucionar los problemas en los municipios sin que se derramara una sola gota de sangre.
Se extraña que es paz y seguridad que se ve cada vez más lejana, pero cada vez se ve más cerca la opulencia y el buen vivir de la clase política tlaxcalteca que tiene la oportunidad de hacer un buen gobierno, pero en el terreno de los hechos.
Es claro que falta esa esencia que tuvieron otros gobernantes que con mano firme llevaron a buen puerto su responsabilidad, que en su momento encararon los problemas y no se escondieron tras las faldas de la simulación y el engaño.
La situación en Tlaxcala es muy grave, se mezclan en todo momentos elementos explosivos entre los que destacan la creciente inseguridad y la violencia que desata la incapacidad e indolencia que en suma nos asoman el feo rostro de la… INGOBERNABILIDAD.