CDMX.- 20 DE MAYO DE 2018
Estamos en la parte trasera de la iglesia de Amealco, uno de los municipios queretanos más conservadores. Acudimos con el cura de esa parroquia en busca de un consejo, una ayuda espiritual. Somos mujeres y somos pareja.
Las oficinas de la parroquia, se esconden detrás de una pequeña puerta de madera, imperceptible para los visitantes. La estancia de Manuel, como dice llamarse el hombre que nos acusa, tiene paredes color crema. Manuel estudió en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y se dedica a dar terapia física al sacerdote de la iglesia.
Acudimos aquí, como parte de un ejercicio periodístico. Queremos conocer la opinión del sacerdote en relación con el matrimonio igualitario, pero ese hombre se opone a que nos entrevistemos con él.
“Para el exorcismo deben llevar a cabo un proceso largo”, dice Manuel, quien pregunta: “¿Conocen a un sacerdote exorcista? En San Juan del Río está el padre Isaac. Yo les pido para que se solucione su problema, que vayan con él y soliciten esa oración personal del exorcismo. Separadas.
Si el matrimonio igualitario le repele, Manuel se alarma aún más cuando hablamos de adoptar un niño. “¿Ustedes creen que serían un buen ejemplo para un niño?”, cuestiona.
—¿Qué quieren escuchar del sacerdote? ¿Su opinión? Simplemente les va a decir que no.
La Iglesia no permite eso, y Dios no lo permite. ¿Por qué los matrimonios no funcionan? Porque hay infidelidades, ¿y en qué se refleja eso? En los hijos, que salen homosexuales y drogadictos. No, no crean que un sacerdote les va a aceptar esto.
Es urgente que vayan con el padre Isaac para que les saque el demonio- dice terminante y casi nos cierra la puerta de la oficina parroquial en las narices.