REPORTAJES ESPECIALES
DAÑOS COMUNITARIOS POR LA CONTAMINACIÓN DEL ATOYAC-ZAHUAPAN
Pedro Morales
(Primera de tres partes)
Desde hace medio siglo, el desarrollo industrial de Tlaxcala, sus municipios, ciudades y comunidades significa la emisión de una fuerte carga de aguas residuales con alta carga de contaminantes que en territorio tlaxcalteca invariablemente van a parar al río Zahuapan.
Esta cuenca del Alto Balsas, desde su nacimiento por manantiales que provienen de la Sierra Norte de Puebla en la región de Tlaxco, justo donde nace recibe fuertes cargas de contaminación por lavaderos de ropa instalados en ese sitio.
De ahí, las aguas contaminadas con jabón se almacenan en la presa de Atlangatepec, donde recibe las aguas negras del municipio de Tlaxco y sus comunidades.
Así, desde que el agua represada sale por las cortinas de la presa, inicia su recorrido por gran parte del territorio estatal y recibe las descargas de la región de Tetla de la Solidaridad, Xaltocan, Yauhquemehcan y Apizaco.
La corriente desemboca en la cascada de Atlihuetzía, donde en el lecho de la caída del agua se depositan toneladas de elementos sólidos, entre los que destacan residuos de unicel y botellas de plástico.
A partir de este punto, pequeños ríos suman más carga de contaminantes que provienen del corredor industrial Xaloztoc, pasa por la zona urbana de Apizaco y llega a Santa Ana Chiautempan.
Ahí se multiplican las descargas de la industria textil y de municipios aledaños hasta llegar a la capital del Estado, donde se recarga con aguas negras y este recorrido, se va para la región sur del estado.
Zacatelco, Papalotla, Panzacola y municipios aledaños a la montaña de la Malintzi aportan su fuerte carga de contaminantes de todo tipo, grasas, aceites y desechos químicos inimaginables son vertidos sin ningún tratamiento a las aguas del Zahuapan.
Su corriente confluye con el río Atoyac y juntos recorren una parte de la zona sur tlaxcalteca, donde se suma toda el agua contaminada de la región de San Martín Texmelucan.
Remata la salida del río la contaminación del lavado de mezclilla de la zona de Tepetitla, en Tlaxcala, que hace ver de colores diferentes al Atoyac-Zahuapan y así hasta llegar a la vecina ciudad de Puebla.
Para abatir la contaminación del agua en el Zahuapan, a lo largo de dos décadas los gobiernos de Tlaxcala han construido más de un centenar de plantas de tratamiento de aguas residuales que enfrentan problemas de operación, ya que las administraciones municipales no las operan con eficiencia.
Cabe destacar que, por ejemplo, si en la ciudad de Apizaco se gastan millones de pesos en la operación de sus dos plantas de tratamiento, que sus aguas son descargadas al río, este esfuerzo se pierde porque adelante recibe aguas sin tratamiento alguno.
Y así esta cadena de ineficiencia se repite y el agua que se limpia se ensucia irremediablemente, problema que se agudiza en cada cambio de administración en los municipios y en el gobierno estatal, que no hacen nada por obligar a los alcaldes a mantener y operar correctamente esta infraestructura.
Organizaciones sociales iniciaron una lucha desde hace más de 15 años, para alcanzar la justicia social y ambiental en la cuenca Atoyac-Zahuapan y que ha rendido algunos frutos, después de la emisión de la Recomendación 10/2017 de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
En relación con la violación de los derechos humanos a un medio ambiente sano, al saneamiento, a la salud y a la información, de quienes habitan y transitan por la cuenca de los ríos Atoyac, Xochiac y sus afluentes, entre los que se incluye la subcuenca del río Zahuapan.
LA TRISTE REALIDAD
En su informe anual de labores, el Centro Fray Julián Garcés de Tlaxcala, establece que la contaminación de la cuenca Atoyac-Zahuapan es grave y existen evidencias claras de la responsabilidad de las autoridades de los tres niveles de gobierno en la violación de los derechos humanos de la población que habita y transita por la cuenca.
La contaminación de la cuenca es producto de un proceso que, medido en términos históricos, es sumamente breve.
En un periodo de poco más de 50 años, la industrialización de la cuenca y la urbanización que ésta propició, ocasionaron un deterioro profundo de las condiciones ecológicas de los ríos y de la relación económica, social y cultural entre las comunidades y las corrientes de agua.
Refiere que a lo largo de los últimos 25 años, las autoridades responsables de garantizar el equilibrio en las condiciones ambientales de la cuenca realizaron numerosos estudios sobre la calidad del agua de los ríos y afluentes que, en última instancia, fueron ocultados a la opinión pública y a las comunidades afectadas por la contaminación de los cauces.
La instalación de miles de empresas industriales en la cuenca, sumada a un proceso de desregulación laboral y ambiental y a una política de abandono del apoyo a la producción campesina de auto subsistencia posibilitaron que tanto la industria como los municipios emplearan los cauces de ríos y arroyos como drenajes industriales y urbanos, contaminando la cuenca con metales pesados, solventes, sustancias químicas tóxicas, hidrocarburos, compuestos orgánicos volátiles y persistentes, que han convertido a la cuenca Atoyac-Zahuapan en una de las más contaminadas del país.
Como resultado, se ha puesto en evidencia el estrecho vínculo existente entre la contaminación de los cauces de los ríos, la falta del saneamiento del agua y los impactos en la salud de la población, que ha tenido que padecer, en las últimas tres décadas, una epidemia creciente de casos de cáncer, insuficiencia renal, púrpura trombocitopénica, leucemias y malformaciones congénitas en los niños.
Vale la pena destacar el hecho de que la Recomendación de la CNDH es el primer documento oficial del Estado mexicano que reconoce este vínculo y que fue la lucha de la Coordinadora por un Atoyac con Vida la que logró que se reconociera.
Debido a que la actual condición de la cuenca Atoyac-Zahuapan es resultado, entre otras causas, de una profunda descoordinación institucional de las autoridades federales, estatales y municipales.
La recomendación de la CNDH señala la necesidad de establecer un mecanismo de coordinación interinstitucional para el diseño e implementación de un Plan de Restauración Ecológica de la cuenca Atoyac-Zahuapan, en el que deben participar no sólo las autoridades responsables, sino además, las organizaciones de la sociedad civil que así lo deseen.
Por eso de los 80 talleres realizados en 16 comunidades entre los meses de junio y septiembre, emergió la Propuesta comunitaria para el saneamiento integral de la cuenca Atoyac-Zahuapan y la reparación del daño a las comunidades.
La cual fue presentada públicamente en septiembre y noviembre de 2017, dentro del plazo establecido por la CNDH para la conformación de un grupo interinstitucional que deberá encargarse del diseño del Plan de Saneamiento de la cuenca.
La propuesta está conformada por más de 45 propuestas puntuales para el saneamiento de la cuenca y la reparación del daño a las comunidades, incluye las garantías de no repetición.
Estas propuestas están integradas en seis puntos principales, que son:
I.- El necesario saneamiento de la cuenca Atoyac-Zahuapan, que incluye los cauces de los ríos, arroyos, canales y zanjas;
II.- La restauración de los suelos en el lecho de los ríos y arroyos, en la ribera y en los terrenos aledaños a la Zona Federal;
III.- La prevención, control y monitoreo de la contaminación futura de la cuenca;
IV.- El diseño y aplicación de un Plan Emergente de Salud para quienes hoy están enfermos debido a la contaminación de la cuenca;
VI.- El Plan de Saneamiento debe contar con recursos económicos suficientes para llevar a cabo todas sus acciones en todas sus etapas; y
La aplicación de las correspondientes medidas para la reparación del daño ocasionado a las personas, las familias y las comunidades en su salud, economía, cultura y dignidad.
“No queremos seguir siendo menospreciadas por la invisibilización o el silencio del gobierno”.
Tenemos derecho a sentarnos a la mesa y tomar determinaciones sobre nuestro futuro.
Por tal motivo, llamamos a las autoridades federales, estatales y municipales a convocar, a la brevedad, a la conformación del grupo interinstitucional que habrá de diseñar el Plan de Saneamiento de la cuenca Atoyac-Zahuapan.
Asimismo, solicitamos a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a pronunciarse sobre el incumplimiento de las autoridades de Tlaxcala y Puebla, de la Recomendación 10/2017, a más de un año de su emisión.
Continúa parte II