CDMX.- 21 DE JUNIO DE 2018
Luego de que la mañana del domingo fueran regados los restos descuartizados de dos personas sobre el carril confinado del Metrobús en pleno puente de Nonoalco-Tlatelolco de la avenida Insurgentes acompañados de una narcomanta que revelaba los motivos por los cuales la Unión de Tepito había cometido tal acto, este martes se logró hacer la identificación del segundo cuerpo, todo gracias a un tatuaje de “Bugs Bunny”.
El hallazgo este macabro rompecabezas es el resultado de una guerra entre grupos criminales que buscan obtener el control del narcotráfico en la CDMX.
El primer hallazgo se realizó el domingo aproximadamente a las 5:30 de la mañana, cuando un oficial de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSPCDMX) se topó con una escena digna de una película de terror, un montón de restos humanos regaods en los carriles confinados al Metrobus y en el arroyo vehicular.
Todo esto había sucedido durante la madrugada y, por increíble que parezca, frente a la sede central de la Policía Auxiliar de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina.
En un principio se logró la identificación de uno de los occisos, del cual no se dio a conocer más dato que la edad y que contaba con un ingreso al sistema penitenciario en el año 2009 por el delito encubrir la compra de objetos robados.
La Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX) dio a conocer que el C5 no contaba con el video del momento exacto en que los restos fueron abandonados en el lugar, pero más tarde se informó que mediante las cámaras había logrado identificar un camión tipo “torton”, que había transitado por la zona momentos antes de que aparecieran los restos.
Este vehículo, del que presuntamente fueron arrojados restos fue seguido por al menos siete cámaras hasta que los monitoristas lo perdieron de vista en calles de la colonia Guerrero, por lo que desde este lunes las autoridades iniciaron un operativo en esa zona con el fin de localizarlo.
Este martes, la PGJCDMX dio a conocer la identificación del segundo occiso, y todo gracias a sus tatuajes, se trata, nada más y nada menos que José Francisco “N”, de 18 años, una fichita que contaba con un ingreso en 2009 al Reclusorio Sur de la Ciudad de México por robo.