Pedro Morales
Investigaciones especiales (I)
El Azul Maya presente desde hace 43 años en Cacaxtla, es asombrosamente resistente al paso del tiempo, a la acidez, a la erosión por acción de los elementos naturales, a la biodegradación e incluso a disolventes químicos modernos.
El pigmento azul ha sido descrito como «uno de los grandes logros tecnológicos y artísticos de Mesoamérica» y se encuentra profusamente aplicado en los murales prehispánicos de Cacaxtla.
El rasgo distintivo de Cacaxtla son, sin duda, sus pinturas murales, cuyo arte pictórico se caracteriza, fundamentalmente, por el empleo de la figura humana de trazo naturalista.
La pintura mural fue realizada por artistas que combinaron técnicas mayas y teotihuacanas, dando por resultado unos murales de factura impecable y una iconografía única en su tipo.
La técnica utilizada fue al fresco, en donde se usaron pigmentos tales como el azul maya, amarillos, rojos, ocres, blancos y negros.
La iconografía presenta extraordinarias representaciones de varias figuras mayas y glifos en náhuatl, ideas y formas de dos áreas muy distantes y distintas que se fundieron en una extraordinaria creación pictórica y de gran riqueza simbólica.
Sin duda, estas pinturas son un reto para los arqueólogos y un motivo más de regocijo para todo aquel turista que visita el sitio.
EL MURAL DE LA BATALLA O EL SACRIFICIO DIVINO
Ubicado en el lado norte del Gran Basamento se encuentra este mural, el cual tiene una longitud de 22 m. de largo.
Los personajes presentes son guerreros de dos grupos étnicos diferentes: los guerreros jaguar de origen teotihuacano, se identifican sometiendo al grupo contrario y portan faldellines, taparrabos y armas.
Además de conservar la cabeza y garras de este felino.
Por su parte, los guerreros ave o águila identificados como mayas, están en posición de vencidos y sólo dos de ellos permanecen de pie; su vestimenta es a base de plumajes azules y tocado con pico de ave.
Estos murales posiblemente fueron realizados hacia el 650 d.C., ya que en ese momento la arquitectura, la pintura y el relieve refrendan la confluencia de elementos de diversas partes de Mesoamérica.
EL MURAL DEL HOMBRE JAGUAR
Pasando este mural se aprecia un edificio que tiene una estructura de forma cuadrangular dividida por un pórtico y un aposento; en su interior se observan dos muros de adobe que lo dividen en tres espacios.
En el muro norte de este edificio se encuentra este otro mural, enmarcado con motivos zoomorfos acuáticos y que representa, sobre un fondo rojo, a un personaje envuelto con piel de jaguar.
Lleva en sus brazos un atado de lanzas del que brotan ocho gotas de agua que caen sobre la cabeza de una serpiente con piel de jaguar.
En el muro sur, también con motivos acuáticos y sobre un fondo rojo, se representó a un señor con elementos de ave, parado sobre una serpiente emplumada y portando en sus brazos una barra ceremonial, elemento maya.
Estos murales fueron pintados aproximadamente hacia el 750 d.C.
En la jamba sur se encuentra un personaje ricamente vestido, danzando con un caracol marino de procedencia maya y los dos numerales son del altiplano.
En la jamba norte se observa un personaje cubierto con una piel de jaguar portando un penacho de plumas; en la mano izquierda sostiene una serpiente de cuyo vientre brota una planta con flores amarillas.
En el brazo derecho porta un recipiente con el rostro de Tláloc, del que brotan las aguas del sur.
Como puede apreciarse, el componente maya aparece en aspectos generales de estilo, personajes, objetos, pero los símbolos directos, los que definen el tema glifos, numerales y dioses representados, son del altiplano.
LOS MURALES DEL TEMPLO ROJO
Es muy posible que estos sean los murales más bellos de este sitio.
Sobre un fondo rojo se impone un personaje cuyos rasgos lo identifican con un viejo que porta un yelmo con cabeza de jaguar, en la mano derecha sostiene un bastón que se entierra sobre la serpiente emplumada.
Sobre este brazo cuatro círculos alineados verticalmente y sobre ellos la cabeza de un tlacuache, por lo que se ha identificado como el «Señor Cuatro Tlacuache».
Atrás de éste se distingue el cacaxtli o bulto de carga que contiene plumas preciosas, cacao, una caparazón de tortuga y una cabeza de lagarto.
Este mural es de gran relevancia en el sitio y es llamado así por la predominación de este color en las pinturas.
Destaca también el llamado «Mural del Maíz» que muestra una planta en color azul y cuyos frutos son cabezas de seres humanos.
EL MURAL DE VENUS
Finalmente, el Templo de Venus es un recinto que se ubica al oeste del basamento. Las columnas que forman el pórtico están decoradas con pintura mural en donde se representan figuras humanas.
Una de las cuales posee rasgos femeninos con policromía en azul maya y de la cual sólo se aprecia uno de sus senos.
En la cintura y caderas porta un faldellín de piel de jaguar complementado por un elemento similar a un caracol recortado, que al centro porta un elemento invertido correspondiente a la ceja azul.
De este personaje destaca su máscara de color azul, de la que sobresalen, en la parte superior, elementos blancos aún no identificados.
Sobre su cuello descansa un collar de cuentas y por debajo de sus brazos, plumas y tres elementos colocados en la parte posterior derecha e izquierda muy similares a una estrella marina cortada.
Se les identifica como sacerdotistas dedicados al culto de Venus, también de Tláloc porque sus tocados y elementos confirman el culto al agua, a la nube que cubre y descubre lo divino.