Aquí Xicohténcatl… BYE … BYE ESTADO MAYOR PRESIDENCIAL
Pedro Morales
Algo que parecía impensable, imposible de realizar se hará realidad a partir de los primeros minutos de diciembre; en los momentos en que el virtual ganador del proceso electoral del pasado 1 de julio, Andrés Manuel López Obrador, asumirá la Presidencia de la República como el primer titular del Ejecutivo en dos siglos en no contar con la protección del Estado Mayor Presidencial (EMP).
Será sin la presencia a sus espaldas de ese guarura inmóvil, inconmovible que siempre le cuidaba las espaldas al Presidente en turno, inmutables veían el ir y venir de los secretarios, esos movimientos de tarjetitas o fichas informativas, no hacían nada, salvo estar a la espalda y mirar y mirar por todos lados.
En Tlaxcala, al igual que en los demás estados del país, sobre todo los coordinadores de eventos especiales de los gobiernos y las corporaciones estatales y municipales de seguridad, en cada visita presidencial y de altos funcionarios estatales veían invadir sus cotos de poder por elementos del EMP.
Cada centímetro del lugar en donde se realizará el evento en que estaría físicamente el Presidente era revisado con lupa, a veces hasta un mes antes, con planos y lugares estratégicos. Sobre todo para cronometrar los recorridos.
Los preparativos incluían por supuesto buena alimentación y bebidas para los hombres de pelo corto y ese botoncito dorado con el águila radiante que los distinguía de los demás mortales.
Durante muchos años hicieron, deshicieron y utilizaron todos los recursos federales y estatales para que todos y cada uno de los eventos presidenciales tuvieren un desempeño perfecto.
A costa de lo que fuera y costara lo que costara, no había imposibles.
Ellos ordenaban en dónde se deberían de colocar los gobernadores, la autoridad municipal y los funcionarios que eran invitados o que deberían de participar, no había espacio para las improvisaciones. El sonido debería de ser perfecto, sin fallas.
Durante décadas los chicos de la prensa también sufrieron la presencia de los hombres de pelo corto y ese botoncito dorado, primero eran golpes en las costillas o rodillazos en la piernas para quien se acercara demasiado para buscar una entrevista o lograr una buena foto.
Un cerco en forma de diamante protegía al Presidente, nadie debería cruzar esa línea invisible, los abusos fueron incontables y las imposiciones ni se diga, luego inventaron las vallas para contener a las multitudes.
Al mismo tiempo colocaron esas infames “periqueras”, o “corralitos”, donde meten a los reporteros, reporteras y gráficos; y que se las arreglaran como pudieran, así se contuvo por décadas a la prensa, para impedir que realizaran su trabajo más cerca.
Baste decir que nadie se podía mover hasta que no despegaran el vuelo los helicópteros presidenciales, todo el mundo debería de esperar y luego de ese movimiento, como parvada de cuervos los elementos del EMP emprendían el también su vuelo de regreso.
Pero eso se acabó o así se ha dicho, faltan algunos días para que eso se cumpla y pueden pasar muchas cosas, sobre todo en el clima de inseguridad en que nos encontramos inmersos y expuestos, sobre todo ellos, los hombres que hacen y deshacen a nombre de la “democracia”, alternancia y la política.
“Me van a cuidar ustedes, me va a cuidar el pueblo”, fue una frase reiterada consistentemente por el virtual presidente electo. Quien sabe por qué, pero al instante vine el recuerdo de Colosio en Lomas taurinas.
Sea como sea, regresarán a sus cuarteles en el Ejército Mexicano un total de 7 mil 612 efectivos de élite, porque el proyecto de Andrés Manuel López Obrador es prescindir de ese cuerpo de seguridad.
Ellos son elementos del Estado Mayor Presidencial, del Cuerpo de Guardias Presidenciales (CGP), así como de un batallón de marinos conocido como (24 BIM) que están al servicio del presidente.
Unos 8 mil 47 elementos integran el Estado Mayor Presidencial (EMP): 7 mil 612 son de las Fuerzas Armadas, 52 son policías federales y de la Ciudad de México y 383 son civiles.
La decisión de que los efectivos regresen a sus cuarteles está dando de qué hablar en las filas castrenses.
“La mayoría de los elementos militares que integran todo el EMP cuentan con un adiestramiento de élite, técnicas contra terrorismo, atentados y protección de servidores públicos; cuentan con su propio sistema de inteligencia y contrainteligencia”, comentó a Reforma un mando castrense de la Primera Zona Militar.
“Tenerlos de regreso a las filas del Ejército será una buena noticia. Ellos son militares y deben ajustarse a cualquier misión”, apuntó.
Benito Jiménez destaca en su nota que la plantilla asignada al servicio del Presidente supera en número a los desplegados en estados azotados por el crimen organizado.
Consultados por el mencionado rotativo sobre la reintegración de elementos del EMP a los cuarteles del Ejército, de la Armada y la Fuerza Aérea, mandos militares coinciden en que las Fuerzas Armadas serán fortalecidas con personal altamente capacitado.
Pero también hay descontentos. militares consultados difirieron con la integración del EMP a tareas distintas a las que han venido desempeñando y los integrantes de este cuerpo han mostrado preocupación sobre sus nuevas tareas.
De acuerdo con el general de División retirado, Luis Garfias, que estuvo también en Tlaxcala y gusta de redactar, este cuerpo de élite debería de continuar en funciones al servicio del Presidente en turno. La moraleja es… NADA ES PARA SIEMPRE.