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Graves daños a la salud en Tlaxcala y Puebla por la contaminación de los ríos Zahuapan-Atoyac

Pedro Morales

25/07/2018/TLAXCALA

En Tlaxcala por más esfuerzos que se hacen, es la hora en que no se ha logrado sanear la cuenca del Alto Balsas, integrada por los ríos Zahuapan- Atoyac que en el sur del Tlaxcala lleva tal carga de contaminantes que impide la utilización de sus aguas para riego de cultivos.

Al comentar un panorama del saneamiento del agua en Tlaxcala, el exdirector estatal de la Conagua en Tlaxcala, Salvador Domínguez Sánchez reveló que “alrededor de un centenar de plantas de tratamiento no operan correctamente en la entidad”.

Advirtió que en Tlaxcala se tienen funcionando 440 pozos para la extracción de agua potable, 643 más para uso agrícola; de los cuales 180 se encuentran desmantelados y abandonados.

Además de otros 118 pozos para la industria y otros 90 pozos para otros usos como albercas o auto lavados, de tal forma que suman alrededor de mil 300 los pozos que extraen agua del subsuelo.

Comentó que casi a la salida de Tlaxcala, por el rumbo de Tepetitla, concretamente en la comunidad de la Trinidad Tenenyecac, se descargan a las aguas fuertes cargas de pintura derivada del lavado de mezclilla, aguas que provienen de talleres de costura.

“Los daños ambientales son incuantificables a la flora y fauna de la región, pero lo más grave es la afectación hacia los tlaxcaltecas, que ya acusan efectos muy graves en su salud”, advirtió.

Agregó que en realidad en Tlaxcala no se cobra nada por la disposición de las excretas y mucho menos por el agua que se ensucia, que debería de ser por lo menos de un peso, antes de enviarla  a los drenajes.

Es por eso que de la región de San Martín Texmelucan, en la corriente del río Atoyac nos envían los poblanos una carga de al menos 13 toneladas de carga orgánica, que se suman a las 17 que aporta Tlaxcala a través del Zahuapan, lo que hace un gran total de 30 toneladas de cargas contaminantes ya en la región de Panzacola.

El problema se agrava, si se toma en cuenta que en Tlaxcala hay 128 plantas de tratamiento, fe las que se han rehabilitado 60 y faltan 68, algunas serán clausuradas, por inoperancia.

Esta catástrofe hídrica para Tlaxcala, ya es observa desde la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, que aglutina movimientos que resisten la devastación ambiental en el país y de la cual el Centro Fray Julián Garcés forma parte.

Integrantes del Consejo de la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, indicaron que se han recopilado durante años,  distintos casos sobre la persistencia de la contaminación de acuíferos.

Al mismo tiempo se estudia la  indisponibilidad del agua, y ante la apatía el caso ya fue llevado mediante una denuncia a la sesión del Tribunal Latinoamericano del Agua en Buenos Aires Argentina.

Una de las catástrofes es la contaminación de la cuenca del rio Zahuapan-Atoyac,  junto con los casos de contaminación del Salto Jalisco, proyectos mineros, proyectos carreteros, urbanización salvaje, construcción de basureros o de granjas industriales.

Estos problemas han generado por un lado la destrucción de los cuerpos de agua superficiales, la sobreexplotación de mantos acuíferos subterráneos y gravísimas afectaciones a la salud debido a la contaminación del agua o su escasez.

En el año 2002, la población de la comunidad de Villa Alta, municipio de Tepetitla de Lardizábal en el estado de Tlaxcala, presentó una denuncia pública por el aumento de daños a la salud

Principalmente leucemia linfoblástica, anemia hemolítica y púrpura trombocitopénica, sin obtener respuesta por parte de las autoridades.

La contaminación del río Zahuapan-Atoyac se presenta por sustancias que exceden los parámetros que se encuentran contemplados en las normas oficiales mexicanas sobre demanda bioquímica de oxígeno.

Además de sólidos sedimentables totales, sólidos suspendidos, grasas, aceites y coliformes fecales.

Estos parámetros se encuentran principalmente relacionados con las descargas de aguas residuales domésticas, con excepción de la demanda bioquímica de oxígeno que en su valor máximo se encontró 540 por ciento mayor en el Corredor Industrial Quetzalcóatl.

En su conjunto los valores encontrados en estos parámetros hacen imposible la presencia de vida en ambos ríos, Zahuapan-Atoyac y Xochiac.

Sin embargo, en 1974 fueron descubiertas estas sustancias y estudios toxicológicos previos han determinado que pueden tener efectos nocivos potenciales en la salud humana.

El cloroformo y otros trihalometanos muestran que son cancerígenos en animales de laboratorio y que el clorodibromometano tiene efectos adversos en el sistema reproductivo y en el desarrollo.

Se identificaron que los trihalometanos afectaban en roedores de laboratorio el hígado, los riñones y los intestinos.

En la región se conoce la presencia de daños genotóxicos, que fueron analizados por Regina Montero Montoya del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En los resultados de las muestras de sangre mostraron que 71 por ciento de las personas que fueron analizadas,  presentaban alteraciones por arriba de los parámetros normales.

Particularmente, se comprobó la presencia de componentes que no se encuentran normalmente en la sangre en 20 por ciento de los casos, como los normoblastos, cuya manifestación en el cuerpo es atribuible a la exposición a sustancias tóxicas.

Los normoblastos en la sangre revelan la pérdida de glóbulos rojos, ya sea por hemorragias intensas o repetidas, lo cual puede ser causado por la exposición a sustancias como el benceno y agroquímicos que podrían provocar este efecto.

Otro hallazgo de este estudio fue la presencia de micro núcleos  en promedio cinco veces más altos que en grupos de control analizados de la ciudad de México, esto sin importar las condiciones laborales y de edad.

Estudios epidemiológicos, observan que un aumento de ellos hace necesaria la adopción de medidas preventivas en el trabajo o la comunidad, ya que un aumento en su frecuencia es predicativo de mayor riesgo de contraer cáncer.

La última de las alteraciones encontradas en los análisis de sangre, fue un daño complejo que incluye la ruptura de cromosomas con la presencia de re-arreglos celulares.

Llama la atención los resolutivos del Tribunal latinoamericano del Agua, tras conocer de la denuncia de las graves afectaciones a la población de Tlaxcala y Puebla.

Recomendó  reconocer la responsabilidad de todas las industrias asentadas en el parque industrial “Quetzalcóatl” en la cuenca del río Atoyac, que descargan sus aguas servidas del proceso industrial, por la contaminación del río.

Pidió reconocer la omisión y la negligencia de las instituciones gubernamentales locales, estatales y federales al no efectuar los controles debidos a los vertimientos de estas industrias, violando así la legislación mexicana.

Se debe exigir al grupo de empresas industriales que están contaminando las aguas del río  Zahuapan-Atoyac, que se comprometan, conjuntamente con la autoridad ambiental y las organizaciones civil, en el diseño y puesta en marcha de un plan de rehabilitación de la cuenca.

Exhortó a todas las autoridades locales, estatales y federales a tratar al caso de la contaminación de la cuenca del Alto Balsas, con la importancia y seriedad de un grave desastre ambiental, sanitario y social.