CDMX.-19 /11/2018
“Está muy fría (el agua), pero ya estamos acostumbrados, así sufrimos… Yo nací para sufrir”, argumentó convencido de su vida, un adolescente centroamericano mientras cruzaba el río Bravo hacia Estados Unidos, después de cuatro días sin comer y dormir junto a la malla fronteriza a temperaturas congelantes.
Durante las últimas semanas, cientos de migrantes de Honduras, Guatemala y Cuba han llegado a Ciudad Juárez con el objetivo de introducirse a Estados Unidos para solicitar el asilo político, pero desde hace días decenas de familias duermen entre el bordo del río para ser detenidos por la Patrulla Fronteriza y poder solicitar asilo político a Estados Unidos.
“Lo único que queremos es trabajo, trabajar en algo”, dijo a El Heraldo de México Roberto, un migrante guatemalteco mientras cruzaba el río Bravo de regreso a México para comprar burritos después de pasar tres noches durmiendo entre el río y la malla fronteriza, escondidos por temor a ser deportados por las autoridades mexicanas.
Desde que las caravanas de centroamericanos que comenzaron a ingresar a México, el pasado 19 de octubre, cientos de migrantes comenzaron a llegar a Ciudad Juárez, con el fin de pedir asilo político en el país que reguardo la frontera con agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
Después de que las autoridades estadounidenses dejaron ingresar a cerca de 100 migrantes que acamparon durante días en el Puente Internacional Paso del Norte, el frío llegó a una sensación térmica de hasta 7 grados centígrados bajo cero, lo cual obligó a cerca de 200 migrantes más a albergarse en la Casa del Migrante de Ciudad Juárez, a donde fueron trasladados por las autoridades locales y federales.
En un acuerdo sin precedentes, las autoridades de Estados Unidos le permiten todos los días el acceso a grupos de aproximadamente 20 migrantes, bajo previo registro en la Casa del Migrante, donde se les asigna un número que les marcan en la mano, y donde la cifra ya sobre pasa a las 500 personas registradas.
Con la llegada de la caravana a Tijuana, también aumentó el número de centroamericanos que llegaron a Ciudad Juárez que no quieren ir a un albergue.
Durante la semana cientos de migrantes han cruzado el río Bravo para internarse en Estados Unidos y dormir junto a la malla de protección, ya en territorio estadounidense, en espera de que agentes de la Patrulla Fronteriza los detenga y puedan solicitar el asilo político.