CDMX/11 /06/2019
Monserrat Ramírez, estudiante del Doctorado en Biología Experimental de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), logró caracterizar una molécula nueva –conocida como Factor de crecimiento y diferenciación 11, GDF11, por sus siglas en inglés– “como una entidad capaz de restar características agresivas en células derivadas de pacientes con cáncer de hígado”.
El tratamiento con GDF11 en las células induce “un arresto en la proliferación celular y disminuye significativamente la capacidad de migración e invasión”, por lo que representa una potencial alternativa a la metástasis; uno de los retos principales que enfrenta la investigación básica relacionada con cáncer de hígado radica en encontrar marcadores específicos que permitan detectar la enfermedad en etapas tempranas para emprender un tratamiento más eficaz.
Entrevistada a propósito de la publicación del artículo GDF11 exhibits tumor suppresive properties in hepatocellular carcinoma cells by restricting clonal expansión and invasion en Biochimica et Biophysica Acta-Molecular Basis of Disease, prestigiosa revista arbitrada de la empresa editorial Elsevier, la alumna de la Unidad Iztapalapa de esta casa de estudios informó que consagra su trabajo al hallazgo de instrumentos que posibiliten óptimas e innovadoras opciones terapéuticas para el control de ese padecimiento.
El cáncer de hígado es un problema de salud pública serio en el mundo, ubicándose en el cuarto lugar en número de muertes –quinto en México, dada la dieta de la población– y altamente violento para el que no existen aún métodos eficientes de detección temprana ni terapias mejoradas que sean, sobre todo, selectivas.
En este panorama, el proyecto ha coadyuvado a definir la GDF11 “como una entidad capaz de restar características agresivas a las células de pacientes”, por ejemplo, “observamos que las tratadas con GDF11 disminuyen su proliferación, capacidad invasiva e inducen transición mensénquima epitelial, es decir, quitan agresividad”.
Debido a que este fenómeno tiene relación estrecha con la metástasis, se ha propuesto como una molécula nueva con propiedades supresoras de tumores. Este tipo de padecimientos suele localizarse en etapas tardías, por lo que “uno de nuestros fines es buscar alguna especie de marcador específico que posibilite encontrarlo en fases tempranas para tratarlo con mayor facilidad”, lo que redundaría en mejor calidad de vida del individuo.
Los tratamientos existentes –quimio y radioterapia– tienen entre sus efectos secundarios el deterioro de las condiciones de vida de los pacientes, por lo que “nosotros buscamos opciones terapéuticas específicas”, detalló la alumna Monserrat Gerardo Ramírez.
En el desarrollo de este proyecto –en el Laboratorio de Fisiología Celular del Depar-tamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Iztapalapa, con la dirección de los doctores Luis Enrique Gómez Quiroz y María Concepción Gutiérrez Ruiz– “hemos encontrado que la GDF11 aminora muchas de las problemáticas que acarrea un cáncer avanzado”, en especial los procesos de invasión y crecimiento del tumor.
La molécula se encarga de disminuir –mediante un mecanismo dependiente de la ruta molecular conocido como Smad– las características que forman el tumor, de manera que sean menos agresivas, por lo que hay confianza en que al provocar la reducción del proceso de crecimiento, las repercusiones de la GDF11 puedan acompañarse en un futuro de los procedimientos en uso, aunque mucho menos violentos para el enfermo.
La GDF11 abatirá la progresión de la enfermedad, ya que, suponiendo que un tumor de hígado crecería diez centímetros en un determinado tiempo, quizá con el tratamiento derivado de la indagación de la Casa abierta al tiempo el aumento sea de tres o cinco centímetros.
Una parte de la investigación está enfocada en examinar el comportamiento de la GDF11 con fármacos –doxorrrubicina o cisplatino– utilizados como terapia eventual para verificar si es viable disminuir las dosis de medicamentos contra el cáncer de hígado.
“Empezamos con los principales fármacos básicos empleados para posteriormente analizar otros más especializados, porque una persona que recibe quimio o radioterapia suele pasarla muy mal por los efectos secundarios que provocan y nuestro objetivo central es mejorar la calidad de vida de los afectados al suministrar dosis más pequeñas de sustancias destinadas a contrarrestar tales consecuencias”. La idea es lograr “la aplicación en pacientes lo más pronto posible, por el gran compromiso que tenemos con la sociedad que patrocina nuestros estudios”, concluyó.