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Tepórame, una historia rarámuri entre la realidad y la ficción

TLAXCALA/ 26/07/201

Cuando se habla de superhéroes nos remontamos a aquellas figuras ficticias de capa, disfraz, máscara y súper poderes, pero difícilmente nuestra memoria nos lleva a personajes reales que han combatido las injusticias al encabezar grandes rebeliones en busca de mejoras sociales para su comunidad.

Bajo este argumento y con la idea de darle mayor dinamismo a la lectura y atracción hacia historias de luchadores sociales y personajes históricos para ser conocidas por las nuevas generaciones, la Secretaría de Cultura de Chihuahua, a través del Programa Institucional de Atención a Lenguas y Literaturas Indígenas (PIALLI), lanza en versión cómic la historia del héroe rarámuri Gabriel Teporáca o Tepórame, apodado como “El Hachero”, reconocido por su lucha contra las injusticias y vejaciones de colonizadores españoles.

El libro narra la historia de este héroe sin capa, quien en 1652 encabezó una importante rebelión de un grupo de tarahumaras ante la esclavitud y al despojo de sus tierras. Finalmente fue sentenciado y condenado a la horca en lo que hoy es conocido como el municipio de Tomochi.

Esta publicación fue escrita por Rawí Siyóname y narrada en rarámuri gracias a la traducción de la promotora cultural y conductora de radio Irma Juana Chávez, también Premio de la Juventud 2018, e ilustrada por el artista visual Jorge Luis Barraza, alias “El Yorch”.

En entrevista, narró el ilustrador chihuahuense cómo fue para él construir a este personaje, de quien, asegura, representó un alto grado de dificultad, porque se acostumbró a dibujar historietas en donde se crean héroes a los que ya estamos acostumbrados, los que siempre triunfan y los que se avientan a resolver los problemas.

“Aquí hay un problema inminente y es que no termina como la mayoría de los héroes que ya conocemos, ese fue el problema literario que tuve a la hora de dibujar al personaje, pero sí fue algo muy entretenido por todos los elementos que teníamos para darle vida al protagonista”, afirma Barraza.

Jorge Luis precisó que la idea de sacar este personaje a formato de historieta nació en el Departamento de Culturas Étnicas y Diversidad de la Secretaría de Cultura, dirigido por el licenciado Enrique Servín, quien notó que las personas de comunidades indígenas tienen más afinidad por acercarse a leer historietas o fotonovelas que a los libros, por lo cual era la oportunidad de explorar la historia de Tepórame y de otros personajes en un futu ro próximo.

Enrique Servín y Jorge Luis tuvieron largas platicas en torno al personaje, de quien, de acuerdo con Servín, no hay tantas evidencias de su existencia y tampoco muchos indicios de cómo fue la destrucción del poblado, por ejemplo

“También me contó detallitos de leyendas tarahumaras como los cometas verdes que aparecían de repente y que para los sacerdotes eran de mal augurio. Me habló de crecientes de agua o árboles moviéndose atacando las iglesias. Todos estos elementos fantásticos los pude combinar muy bien con la realidad que conocemos de Tepórame para que le dieran un atractivo más a la historia”, dijo el ilustrador

Tepórame es el segundo número de la serie de cómics, publicado por el PIALLI titulada “Ukí” (lluvia), que cuenta con varias producciones editoriales para fomentar y difundir la diversidad lingüística, colecciones dirigidas principalmente a los pueblos originarios de la entidad, que se comparten de manera directa y gratuita con las comunidades o instituciones que así lo solicitan.

El artista visual Jorge Luis también forma parte de un grupo de ilustradores que apoyan a la Secretaría de Cultura estatal en el Programa de Lengua y Literaturas Indígenas en el programa Leer más, a través de una biblioteca ambulante que llega a diferentes colonias apartadas de Chihuahua, además de la implementación de un programa de Cómic en la secundaria, en donde llevan talleres en varias escuelas de la ciudad con el objetivo de leer libros clásicos y adaptarlos a cómics.

“Es un programa muy interesante porque la historieta es un intermediario para llegar a los libros, además de ser un intermediario para entrar al mundo de los videojuegos, al mundo de la animación y es una vía para entrar en el mundo del cine. La historieta como medio explota muchos modos de narrativa, tanto gráfica como literaria y además a veces con onomatopeyas se explota un poco el sonido”

Jorge Luis, becado por el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias 2004 (Pacmyc) y por el Apoyo a Jóvenes Artísticos Chihuahuenses (2009), es creador de la historieta “Superchafas”, un cómic de dos niños que quieren ser superhéroes de grandes y creó su historieta Humagnus, historia de superhéroes nuevos, modernos y mexicanos, con mucha acción y explosiones. Actualmente cuenta con 20 años de experiencia en la creación de este tipo de narrativas.

En la parte de la traducción, el trabajo de Irma Juana Chávez, quien ha participado en diferentes libros de fotonovelas con el maestro Enrique Servín desde hace tres años, fue fundamental para que la historieta llegara a los pueblos originarios de la entidad, ya que ella forma parte de un equipo de instructores de la lengua rarámuri desde 2016.

En ese transitar es donde conoció a Enrique Servín, quien desde entonces la invitó a participar en la traducción de diferentes libros literarios o novelas.

Irma Juana afirma que ha podido constatar que los cómic o historietas son fundamentales para los pueblos originarios, pero sobre todo para el pueblo rarámuri, porque no existe literatura sobre temas como esto, todo es tradición oral. “Se debe aprovechar que se da esa posibilidad de contar lo que nos cuentan los abuelos, ‘los maestros del bosque’, como les digo yo, que son sabios, que conocen sus historias, la naturaleza, en sí su cultura”.

La traductora trabaja por las tardes impartiendo clases en rarámuri a 20 niños de la comunidad anteriormente llamada Carlos Arrollo, actual y oficialmente ya es nombrada comunidad Tepórame, en honor a este héroe rarámuri

“Es una historia muy bonita que no dejo de contarle a los niños, porque habla de resistencia y de lucha, con el mensaje de seguir siendo nosotros como pueblo rarámuri, con nuestra cosmovisión que debemos defender siempre”.

El cómic brinda una explicación de los hechos, detallando aspectos importantes del pueblo rarámuri, y destacando la importancia de preservar costumbres y tradiciones para perpetrar su cultura.