Pedro Morales
En estudio sobre movilidad en la Megalópolis, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ubica que en Tlaxcala, como en el resto de los estados que la integran, la movilidad urbana es uno de los principales retos para los gobiernos estatales y municipales.
Se calcula que serían 517 mil 564 automóviles los que circulan en la entidad; 512 mil 64 particulares y cinco mil 500 del transporte público, pero algunos conductores no ponen al corriente los papeles de la unidad e, incluso, muchos circulan sin licencia.
En 2017 expidieron un total de 64 mil 764 licencias y, en 2018, han entregado 37 mil 772, lo cual no quiere decir que el resto de la población circule sin ella, ya que algunas siguen vigentes y en 2019 otras fueron tramitadas en distintas entidades, aunque Vialidad sí ha identificado a personas que portan el documento vencido o no lo tienen.
Hasta ahora, la mayoría de las políticas de transporte urbano han priorizado al automóvil y con ello han contribuido a un crecimiento exponencial en el parque vehicular que a su vez ha generado problemas de congestión y contaminación del aire.
Aunado a esto, en ninguna ciudad se ha logrado hacer del transporte público una alternativa de movilidad que compita con el automóvil en términos de seguridad, comodidad y rapidez.
El crecimiento acelerado del parque vehicular aún en ciudades altamente congestionadas como la Megalópolis sugiere que mucha gente está dispuesta a pagar un costo muy alto en tiempo y dinero- para poseer un vehículo propio y utilizarlo intensivamente.
El transporte público representa un modo de transporte de baja calidad que muchos residentes urbanos abandonan en cuanto pueden adquirir un automóvil.
La baja calidad del transporte público es en gran medida el resultado de un mal esquema de concesiones privadas.
Mototaxis, una opción para la movilidad
En el municipio sureño de Papalotla, la falta de un buen servicio de transporte obligó a los vecinos tomar la iniciativa para establecer un servicio de mototaxis, a un costo bajo brinda el servicio donde no entran las unidades de la ruta que tiene la exclusividad.
Por si fuera poco, el principal permisionario de esta ruta es uno de los integrantes de la Coordinadora Estatal del Transporte, Indalecio Saucedo, quien es originario de este municipio.
Con el apoyo del gobierno, el líder transportista ha logrado, en el sexenio anterior, la requisa y persecución de los mototaxistas, incluso con tal de que se retiraran hasta les compraban sus unidades.
En viaje en uno de los mototaxis, un padre de familia y operador de la unidad, comenta que cobra cinco pesos el viaje, incluso a las puertas de la casa de los usuarios lamenta que sean perseguidos como delincuentes.
“No se vale que nos quiten el pan de la boca”, solo queremos trabajar, no somos delincuentes; sin embargo, la policía y el gobierno nos tratan peor que a los criminales, pero los mototaxistas no les tenemos miedo ni a sus armas, ni a sus helicópteros, comenta los mototaxistas en su escondite de del paraje conocido como Agua Santa.
Uno de ellos, Marcelo Saucedo Eliosa dice que no tiene miedo a los granaderos, es más asegura que ninguno de sus compañeros les temen, prueba de ello es que doce de sus compañeros fueron llevados a la cárcel por defender su fuente de trabajo.
Muy apurado, Marcelo de 33 años ubica por celular a sus dirigentes, sube y baja pasaje, algunos en la puerta de su casa, por las secciones y sinuosas calles adoquinadas de Papalotla, a cada quien le cobra cinco pesos por la dejada.
Dice entre el humo y estridencia de la motocicleta que lleva cuatro años en esto, que mantiene a su esposa y a un niño con jornadas que inician a las siete y media de la mañana, para terminar a las diez y media de la noche.
No hay trabajo, en el mototaxi apenas si ganamos para medio comer
“Ganamos entre 200 y 250 pesos al día, pero hay que trabajar duro, tratar bien a los pasajeros, ser pacientes y por eso prefieren nuestro servicio, aunque ese dinero no alcanza, hay que pagar 150 pesos de gasolina”, confiesa.
Explica que no es propietario de mototaxi, trabaja para el dueño, dice que las jornadas son pesadas, sobre todo por el ruido de la motocicleta, pero con el paso del tiempo se acostumbra uno.
Señala que la entrega de mototaxis fue una farsa, que gente que ni es de Papalotla salió en los periódicos entregando sus unidades, lamentó que las autoridades del transporte no atienden sus ruegos para regularizarlos.
Reflexiona que si bien es cierto la ley no tiene catalogados a los mototaxistas, ni a los bicitaxis, en ninguna parte dice la ley que no se puede trabajar, porque esa es una garantía de la Constitución de todos los mexicanos.
“Acá en Papalotla cada día trabajamos honradamente, antes cuando empezó este servicio éramos como 150, solo quedamos unos cuantos, pero le tenemos fe al trabajo, no queremos que nos regalen nada, solo que nos permitan cubrir las rutas donde las combies no llegan”.
Dice que sueña con la regularización, que todos están dispuestos a pagar impuestos, a contratar seguros para sus pasajeros y para ellos mismos, pero al contrario, “hemos sido abusados por las autoridades, golpeados y gaseados por los policías”.
Ahora con este movimiento, dice mientras acelera su veloz motocicleta, “todo vuelve a empezar, pero deben saber que no nos vamos a dejar, Papalotla nunca se ha dejado, ahí está la historia, de lo que pasó en Acumuladores, la historia no miente, no se equivoca y como dijeron mis compañeros, vamos con todo y a lo que venga”… NO HAY DE OTRA.