CDMX/ 7 /03/2020
Se entiende la naturaleza y propósito del movimiento para el paro nacional de mujeres del próximo 8 de marzo, sin embargo, tristemente noto que se ha desvirtuado este a extremos indeseables. Se respira en todas partes una suerte de ambiente de encono, cuando no hasta de rayar en el odio, entre hombres y mujeres. Una división muy triste, que a mí nunca me había tocado presenciar, he llegado a ser, en lo personal, objeto de insultos por parte de amigas por externar opiniones, y este clima se respira en los taxis, restaurantes, lugares de trabajo, los famosos y casi siempre estériles «CHATS», etc., por no decir en el vandalismo visto en las calles en algunas de las marchas.
Si en este movimiento no había «mano negra», pues ya parece haberla, cada quien ha entendido esto a su manera, muchas veces sin entender NADA; se está contra la violencia a la mujer y todo lo que esta conlleva, pero no a una virtual guerra de sexos, eso solo abona en sentido contrario: más violencia.
No vayamos más lejos, entre reporteros ya se dieron grescas, con amenazas de muerte incluidas. No, por favor, no se trata de recrudecer la división aun viva que nació en el 2006 por medio de la campaña fratricida «un peligro para México», sino de todo lo contrario: de unirnos, en el caso de mujeres y hombres, COMPLEMENTARNOS, que para eso tenemos algunas diferencias de orden biológico, para generar AMOR, que es lo opuesto a la violencia, y hacerlo para avanzar, no para retroceder, en la tarea común de enderezar esta lastimada Nación y sembrar la simiente de una Patria con un horizonte pletórico de cariño, respeto, paz y armonía. Recuperar nuestra preciosa y hoy tan añorada paz social, pues.
Este país ha avanzado mucho en equidad de género, su legislación es ejemplar en la materia y los avances no se detienen; entonces canalicemos las energías en ese sentido. Entendamos que no estamos en una teocracia del Medio Oriente ni mucho menos, si venimos de una tradición patriarcal, pero eso es cultural, y de siglos, y además, que los ominosos hechos de feminicidios no son algo generalizado, como se pretende hacer creer, acaso tampoco una novedad, si bien su aumento y recrudecimiento en los últimos años.
«Las mujeres benditas y santas de este país, están organizando un movimiento histórico», se pronunció esta frase en un discurso para la Historia, y es así, no lo destruyamos yéndonos por las sendas de un enfrentamiento estéril de género, así no, mexicanos, así no.