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México está de luto por doble pandemia,  el Covid-19 y la violencia

Pedro Morales

El jinete del Apocalipsis que ha llegado a nuestra patria cabalgando en la pandemia mundial, es una tragedia de inconmensurables proporciones para nuestro pueblo, a pesar de esta dura realidad no se entiende por qué muchos ni siquiera creen que el Covid-19 exista.

Pero este jinete no cabalga solo, en México se hace acompañar -al mismo tiempo- por la violencia que deja miles muertos, secuestrados, feminicidios y desaparecidos a una velocidad mayor que la aplicación de la justicia, que por cierto se encuentra semi paralizada.

Esta tercera semana de julio,  México  sumará más de 40 mil muertes por COVID-19, esto desde que comenzó la pandemia a finales de febrero, una cifra que supera por mucho a los 35 mil 620 asesinados el pasado año y refleja la magnitud de la doble  pandemia en el país.

Tlaxcala vivió en carne propia la primera pandemia del llamado Nuevo Mundo a la llegada de los españoles, hace 500 años, los hispanos trajeron la viruela negra que acabó con aproximadamente con 90 por ciento de la población indígena.

Luego, en los albores del siglo XX, la generación de nuestras abuelas y bisabuelas, la de los revolucionarios, recordaba con miedo lo que les tocó vivir allá en ese lejano año de 1918.

Fue llamada la “influenza o gripa española” que se propagó a nivel mundial durante 1918-1919. Recuerdan que la gente se moría en las calles y por supuesto no había los sistemas avanzados de salud con los que contamos en estos tiempos.

La mortandad fue terrible y en Estados Unidos se detectó por primera vez durante la primavera de 1918, entre el personal militar. Se calcula que alrededor de 500 millones de personas o un tercio de la población mundial se infectó con este virus.

La cantidad de muertes estimada fue de al menos 50 millones a nivel mundial y 675 mil en Estados Unidos. La tasa de mortalidad fue más alta entre personas menores de cinco años, entre 20 y 40 años y mayores de 65 años.

La alta tasa de mortalidad en personas sanas, incluido el grupo de  entre 20-40 años, fue una característica exclusiva de esta pandemia y las propiedades que hicieron que fuera tan devastador no están claramente definidas.

Sin vacunas, como ahora,  para protegerse contra la infección por la influenza y sin antibióticos para tratar infecciones bacterianas secundarias que pudieran estar asociadas a las infecciones por influenza.

Los esfuerzos de control a nivel mundial se limitaron a intervenciones no farmacéuticas como aislamiento, cuarentena, buenos hábitos de higiene personal, uso de desinfectantes y limitaciones de reuniones públicas, que se implementaron de manera desigual.

Vino después la Gran Depresión, también conocida como crisis de 1929, fue un período a principios del siglo XX en el cual el mundo entero estuvo bajo una profunda crisis económica y social, que perduró por aproximadamente una década.

Esta afectó a la mayoría de los países del mundo, desde los más industrializados hasta los más pobres, y se convirtió en el período de recesión económica más severo del siglo XX.

Entre sus principales causas y detonantes se encuentra la crisis financiera de Estados Unidos, causada por la caída de la bolsa de valores, luego de la Primera Guerra Mundial.

Ahora en este 2020, el panorama mundial es negro y sombrío, y en el asunto que ocupa del Covid-19 la triste y dura realidad es que en México es mayor la probabilidad de morir de COVID-19 que por crímenes u otra enfermedad y se suma la crisis económica en todo el mundo.

Esta proyección a futuro inmediato es del maestro en Salud Pública y doctorado en Epidemiología por la Universidad Johns Hopkins, Carlos Santos Burgoa, dada a conocer en una conferencia en  la Escuela de Salud Pública de México.

Destacó que “el país cerró 2019 con 34 mil 608 homicidios dolosos y mil 12 feminicidios, sumando un total de 35 mil 620 víctimas de la violencia, la cifra más alta desde que se iniciaron los registros en 1997”.

Habría que sumar o poner en tela de duda los 60 mil desaparecidos en registros históricos, cada día se descubren fosas clandestinas que arrojan más muertos de esos desaparecidos.

En los últimos meses, pese a la pandemia de coronavirus y a las medidas de distanciamiento social, los asesinatos tampoco han amainado.

Para marzo -a fines de ese mes se paralizaron las actividades no esenciales- fue con más de 3 mil muertos, “el más violento desde el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia en diciembre de 2018”.

Según Burgoa, la mortalidad por COVID-19 fue en junio un 24 por ciento más alta que los fallecimientos por dolencias cardiovasculares, 4.9 más que en accidentes de tránsito y 5.5 veces más que los homicidios totales.

En junio, según cifras oficiales, hubo 2 mil 913 homicidios dolosos y 69 feminicidios, sumando un total de 2 mil 982 asesinatos.

Ese mismo mes, cuando comenzó una gradual y muy precavida reapertura económica, el número de fallecidos acumulados por COVID-19 pasó de 10 mil 167 muertos el 1 de junio a 27 mil 769 defunciones el día 30, un incremento sustancialmente mayor al número de asesinatos ese mes.

La comparación entre víctimas de la violencia y por COVID-19 ha llevado a algunos expertos y medios de comunicación a hablar de una “doble pandemia” nacional.

No obstante, el Gobierno ha reiterado en varias ocasiones que la crisis sanitaria está controlada y que, pese a que la epidemia será larga, se ha logrado evitar el colapso hospitalario.

Según datos de la Secretaría de Salud, la ocupación de camas generales es del 45 por ciento y para enfermos críticos del 39 por ciento, aunque hay muchas diferencias entre estados.

“Por supuesto que estamos viviendo otra epidemia (además de la de salud). La violencia es, claramente, una epidemia contagiosa”, dijo a EFE Salomón Chertorivski, del Comité Asesor de Especialistas de la ONG Signos Vitales, creada para contrastar información de la pandemia, y miembro del opositor Movimiento Ciudadano.

OTRAS ENFERMEDADES MATAN MÁS

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2018 hubo 149 mil 368 fallecimientos por enfermedades del corazón, 101 mil 257 por la diabetes mellitus y más de 85 mil 750 por tumores malignos.

Si se compara con estos datos, COVID-19 está todavía lejos de las principales causas de mortalidad en el país. Aunque, si se tiene en cuenta que la pandemia comenzó oficialmente en el país el 28 de febrero, los números son mucho más alarmantes.

México superó el pasado domingo a Italia en cifras absolutas de fallecimientos. Aunque el país europeo parece que ya pasó lo peor de la pandemia tiene hoy 34 mil 984 muertos, mientras que México continúa registrando miles de casos nuevos cada día.

Ahora se aplican semáforos, pero nuestro pueblo interpreta a su manera, pasar de rojo a naranja, como en el caso de Tlaxcala, es un gran riesgo, la gente interpreta que ya lo peor está pasando, cuando es todo lo contrario.

Este lunes, la Secretaría de Salud del Estado (SESA) confirmó 43 personas recuperadas, 80 casos positivos más y 6 fallecimientos de Covid-19 en Tlaxcala.

De esta manera, el estado registra a la fecha dos mil 177 personas recuperadas, tres mil 744 casos positivos y 537 fallecimientos.

Esto lo saben las funerarias y el personal que está en la primera línea, por ejemplo en el Issste, donde las camas existentes ya son insuficientes dado el universo que atiende, (alrededor de 20 mil trabajadores de la educación), más burocracia federal.

“La gente llega muy mal, agonizando, algunos se mueren en el trayecto, otros llegan muertos y de los que ingresan muy pocos se recuperan”, es la realidad, narra una de las profesionales.

En las funerarias, una de las establecidas en la capital tlaxcalteca trabajadores revelan que simplemente no se dan abasto, las carrozas y los ataúdes forman filas para las cremaciones.

“La verdad es que la demanda supera la capacidad de respuesta, porque no toda la gente muere en los hospitales controlados por el sector salud, mucha gente muere en sus casas y hasta se han registrado casos de muertes en el trayecto a los hospitales”, revelaron.

Otro detalle es que por cada defunción con certificado de Covid-19, los deudos reciben un apoyo económico superior a los 11 mil pesos, lo que llama la atención es que eso explicaría que se busque a toda costa el certificado de la defunción.

Llama mucho la atención que en algunos casos solo se les da dos horas para llevarse el cuerpo del paciente fallecido, y sepultarlo, pero sin importar si es de día o de noche y de esta forma hay testimonios de que hasta se realizarían entierros por las noches.

Proyecciones no alejadas de la realidad, ubicarían que para el mes de octubre al paso que vamos, se podrían superar las 100 mil muertes a nivel nacional, cifra que nadie quiere alcanzar, si se toma en cuenta que ante el juego los semáforos esta pandemia en nuestro país se puede prolongar por dos, tres años o más.