SANTA INÉS TECUEXCOMAC/24/OCTUBRE/2020/Pedro Morales/Jorge Lezama
La tarde de este sábado, en su ocaso, el sol fue mudo testigo del traslado de los restos del Senador Joel Molina Ramírez, a lo lejos se ocultaba lentamente entre matices espectaculares de una luz muy brillante.
El viaje de la carroza parecía extrañamente veloz, apenas salió del edificio hospitalario, aplausos de gente del pueblo que se reunió para despedirlo y que se perdieron entre el ruido del tráfico constante en esa zona.
Bordeando calles, bajó por el empedrado del templo del vecino, cuatro autos acompañaron al cuerpo enfilados con la carroza, este viaje siguió por las principales calles hasta entroncar con la autopista a Texmelucan.
En un abrir y cerrar de ojos ya se cruzaba hacia Tecuexcomac, allá por la carretera federal, era la cita con el destino, con los suyos donde blancas y perfumadas flores y esos cuatro blancos cirios encendidos esperaban silenciosos la llegada del jefe de familia.
El amor sincero se prodigó, las oraciones, los recuerdos, las alegrías de los triunfos, las ilusiones, las satisfacciones, las vivencias que para siempre serán esa pequeña llama de amor que dura toda la vida.
Joel Molina Ramírez, el hijo, el hombre, el padre, el hermano, el político, el amigo, el senador deja una huella imborrable por sus luchas, honestidad don de gentes y todas sus cualidades que fueron muchas, muchas más de las que imaginamos.
Se va el luchador social, se va un gran hombre deja en el ejemplo de su lucha social porque esta vida es pasajera, los hombres se van, pero prevalecen para siempre sus ideales y ese amor que tuvo para quien lo conoció… descansa, descansa en paz querido amigo
