Rostros de los que vinieron a la conquista del nuevo mundo hace...

Rostros de los que vinieron a la conquista del nuevo mundo hace 500 años

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Pedro Morales
La aplicación de la técnica forense de reconstrucción de rostros, ha permitido al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la reconstrucción de dos rostros de mujeres que llegaron con los conquistadores españoles a Calpulalpan en 1519.
El arqueólogo Enrique Martínez Vargas, adscrito al INAH delegación Tlaxcala, fue quien dio a conocer los trabajos de reconstrucción, de estos rostros los llevó a cabo el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los cráneos fueron rescatados en la zona arqueológica de Tecoaque, y resultan ser las primeras caras recreadas en todo el Continente Americano, que muestran cómo fueron los primeros conquistadores de América.
Mujeres, hombres y niños fueron parte de este proceso determinante de la historia contemporánea de México, y son ellos los que dieron identidad física a quienes habitamos este país.
Zultépec-Tecoaque era a principios del siglo XVI un importante poblado prehispánico, parte del señorío Acolhua localizado en la región occidental del actual estado de Tlaxcala.
Fundado aproximadamente en el año 1200 d.C. sobre evidencias de construcciones teotihuacanas, fue destruido en 1521 por conquistadores españoles como castigo por la captura y el sacrificio de una caravana integrada por hispanos y algunos indígenas aliados.
Las derruidas edificaciones llamaron la atención desde tiempos coloniales tempranos y el lugar fue identificado como Tecoaque por los habitantes indígenas de la región, nombre que podría significar “lugar donde se comieron a los señores o dioses”.
Uno de los resultados del más reciente proyecto de investigación fue identificar el nombre del lugar en el periodo Posclásico Tardío, el cual era en lengua náhuatl Zoltépec o Zultépec cerro de las codornices.
Los datos plasmados en las fuentes históricas y las tradiciones locales, así como la exploración arqueológica del sitio, permitieron relacionar a Tecoaque con el sitio de Zultépec mencionado en documentos de los siglos XVI y XVII.
Entre las menciones relacionadas con el antiguo asentamiento de Zultépec, luego identificado como Tecoaque, se encuentra la referida a la captura en 1520 de una caravana proveniente de la Villa Rica de la Vera Cruz y al posterior sacrificio de sus miembros, europeos y algunos indígenas aliados, en un asentamiento acolhua de la región de Texcoco.
Las fuentes hispanas donde se relatan los sucesos son las Cartas de relación segunda y tercera enviadas por Hernán Cortés al emperador Carlos V de España, documentos de los que emanan la Historia general de las Indias de López de Gómara y la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Díaz del Castillo, en los cuales se relatan los mismos acontecimientos.
A Tecoaque llegó una caravana de 550 personas como parte de los conquistadores, ellos fueron apresados y sacrificados en ese lugar.
La riqueza del sitio arqueológico de Tecoaque es histórica; en ella han hallado una diversidad étnica que detalla el inicio de la diversidad cultural actual del país.
De las 550 personas capturadas en ese lugar por indígenas acolhuas en 1519, los arqueólogos han hallado osamentas de las cuales han reconstruido dos rostros correspondientes a una mujer española y a una zamba.
El arqueólogo, responsable de Tecoaque, informó que la reconstrucción de rostros fueron estudios hechos por los antropólogos físicos o antropólogos forenses.
«Ellos toman algunas características antropofísicas de los cráneos y determinan a través de una serie de fórmulas las características físicas de los mismos, llevan el cráneo a un plano más amplio, hacen mediciones precisas y reconstruyen los rostros para determinar con exactitud a qué grupo étnico pertenecieron».
Los rostros corresponden a dos mujeres: una española y una zamba.
Esta última, explicó Enrique Martínez, tuvo un proceso de auto sacrificio antes de ser decapitada.
El estudio de antropología física mostró que en la nariz tuvo clavadas algunas puntas de maguey, como parte del sacrificio.
Los dos rostros datan del año 1520, correspondieron a personas procedentes de Cuba que muestran las primeras mezclas étnicas de esa región. La zamba tenía entre 17 y 19 años y la española entre 25 y 30 años.
La reconstrucción denota las diferencias antropofísicas de las personas y arroja datos importantes de ese momento histórico.
El trabajo de reconstrucción inició con la selección de osamentas, y el proceso de trabajo en programas de cómputo duró cuatro meses.
«El proceso consiste en seleccionar los cráneos y después a través de radiografías los investigadores hacen cortes de cada parte de los huesos para lograr la reconstrucción total del cráneo y la reintegración de las partes faltantes», comentó Martínez Vargas.
La mujer zamba era parte de la servidumbre y de la española no está definido su rol social, pero tiene todas las características europeas; ambas fueron decapitadas.
Muchos de los restos encontrados en ese sitio corresponden a cuerpos desmembrados «pero hay evidencia de que después trataron de unir los cuerpos.
Lo que se toma para definir el grupo étnico es el rostro, aunque los huesos largos o esqueleto nos hablan de esa información es difícil reconstruir el cuerpo, es más fácil reconstruir el rostro».
Añadió que históricamente es la primera reconstrucción de este grupo étnico y de ese momento de la historia.
«Es la primera reconstrucción de los primeros conquistadores, en el país no hay otra; sí se ha hecho reconstrucción de gente mesoamericana, pero de los que vinieron a conquistar son los primeros rostros que se conocen.
El trabajo de reconstrucción estuvo a cargo de Carlos Serrano, miembro del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, junto con Edgar Gaytán Ramírez, quien reconstruyó a la española y Lilia Escorcia Hernández, quien reconstruyó a la mujer zamba.
La reconstrucción y sus resultados ya fueron presentados en un congreso de estudios afroamericanos, en los que los especialistas abordan la historia los primeros habitantes que llegaron a América procedentes de África.
«Se presentaron estos rostros y causaron sensación porque son los primeros a nivel continental, ahí deriva la importancia de este hallazgo. Varios participantes en el Congreso quedaron sorprendidos al ver la reconstrucción, pues consideraron a esos rostros como las primeras imágenes de sus antepasados».
Enrique Martínez comentó que estas mujeres no tienen nombre, «pues quien debe nombrarlas son los antropólogos físicos, en la historia no les dan nombre a las mujeres, a los hombres sí, para ello se necesita un estudio más profundo».
Finalmente dijo que los responsables del sitio pretenden tener cada año rostros nuevos que darán información clara de aquellos que llegaron a conquistar México Tenochtitlán.
«Vamos a seleccionar a un negro, a una mulata y a un español, eso nos va hablar de lo que ahora es la sociedad contemporánea en México, pues es una combinación étnica importante», destacó.

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