CDMX.- 20/10/2018
Huesos y corazones, supuestamente eran vendidos en el Mercado de Sonora por el tío de Juan Carlos “N” denominado como el “Monstro de Ecatepec”, hecho que impactó en la comunidad de Santeros y Brujos del Mercado de Sonora ante las declaraciones de la comercialización de los órganos de sus víctimas.
“Es común, ante un hecho como este, que adjudiquen este tipo de cosas al Mercado de Sonora, y que es mentira, ya que, dentro de la Santería no está permitido llevar a cabo el sacrificio de ningún ser humano”, así lo expresó la experimentada Bruja Liz, que desde hace 20 años trabaja en ramas relacionadas a lo espiritual dentro del mercado.
Respecto al responsable de los feminicidios dijo, “ese señor, aparte de estar enfermo psicológicamente, es psicópata y te puedo decir con toda seguridad que tiene un demonio, algo por dentro que le produce placer para dañar”, en entrevista para este diario.
A decir de la venta de órganos, refirió que, tanto “autoridades y operativos no permiten eso, inclusive hasta el juego de la ouija está prohibida, porque hay mucho jovencito que viene a destapar puertas, y dentro no están permitidas para nosotros ese tipo de cosas”, incluso dijo que trabajan con cráneos y piezas de resina para los rituales y ofrendas.
Asimismo, la Bruja Liz descartó que los inculpados practicaran la santería, en su defecto, confía que los sacrificios que los ellos dijeron realizar, serían para un ser de oscuridad que los tiene dominados y del que ya no tienen cura porque no creen en la luz.
Dentro de las vertientes de energía que la experta domina con éxito entre sus clientes, asevera que, entre la comunidad dentro del mercado, tienen la obligación moral de denunciar cualquier anomalía, sobre todo si involucra sacrificios humanos.
La especialista asevera que la pareja pudo estar relacionada con ritos satánicos, “ellos invocaban a la Santa Muerte, pero hicieron mal uso de la santería y todo ese se les volteó porque el santo no tiene permitido por ningún motivo que des algo que no te está pidiendo”, de ahí explica la condena que se buscaron Juan Carlos y Patricia “N”.
