TLAXCALA/ 26 /01/2020(Pedro Morales}
A la mitad del camino del tren llamado “La Bestia”, desde la frontera con Guatemala hasta el norte del país en la frontera con los Estados Unidos, recorrido ubicado como una de las rutas más mortales y peligrosas a nivel mundial, los migrantes centroamericanos encuentran ayuda humanitaria en el albergue “La Sagrada Familia”.
Este lugar es administrado por la Diócesis de Tlaxcala, se mantiene sin el apoyo oficial, por medio de donaciones de organizaciones, familias y donde de manera voluntaria se atiende a quien lo necesita.
Desde su creación en el 2010 a la fecha, ha brindado atención a más de veinte mil gentes, que en este lugar encuentran seguridad, una cama para descansar, medicina y alimentos para recuperar sus fuerzas y seguir rumbo a su objetivo “El Sueño Americano”.
Mairon Eduardo tiene dos años, y viaja con sus padres Antonio Chacón y Denia Benítez de 27 años de edad, la pareja dice que su vida de campesinos en San José de Copán está acabada.
“No hay nada qué hacer para sobrevivir en Honduras, es mejor morir en el camino, que esperar a que nos lleguen a matar”, dice el padre, su hijo lo mira y se ríe, sin comprender las palabras.
Hay otros niños, Alejandro Rodríguez Chacón es el mayor. Tiene 13 años y sabe su deber de apoyar en la travesía a su madre, Carla Chacón, de 28, cuidando a su hermano menor, Emilson, de ocho años.
El silencio es la respuesta de Alejandro cuando se le pregunta por su padre, le brillan sus ojos cuando se le pide hablar sobre su futuro: “quiero ser ingeniero, para ayudar a mi mamá”, dice convencido.
Elizabeth, una hermosa niña de raza negra, viaja con su madre, Yolani Benedict, de 23 años, la pequeña Elizabeth salió del departamento de Atlántida. “es la segunda vez que lo intentamos, toda mi vida he sido ama de casa, allá en Honduras no hay nada qué hacer”, dice la madre.
Al frente del albergue se encuentra el presbítero Elías Dávila Espinosa, encargado diocesano de la Pastoral de Migrantes y presidente de la organización “Un Mundo, Una Nación” , quien de entrada reconoce que ciertamente en estos últimos meses, el flujo de migrantes por Apizaco ha bajado notoriamente.
Esto se debe principalmente a la presencia de militares en la frontera sur, se ha endurecido la vigilancia por parte del Estado, bajo el pretexto de que estas medidas de seguridad estàn encaminadas para la seguridad de los migrantes.
Pero hay una situación que constantemente es reportada por los migrantes,el aumento desmedido de la violencia, de la falta de empleos y de la seguridad en sus países de origen.
“Yo veo que muchos migrantes, a pesar de la vigilancia y la inseguridad, ven a la migración como una esperanza, la necesidad los empuja a la aventura, sin importar que su vida esté en juego, sin medir el tamaño del peligro al que se van a enfrentar durante su recorrido”, explica.
¿No les importa dejar a su familia?
EDE.- Exactamente, ellos dejan a sus padres, hermanos, amigos e hijos,pese a que ellos saben perfectamente como opera el crimen organizado en México, las cuotas de dinero y de sangre que deben cubrir, es más fuerte la esperanza de un mañana mejor.
Ellos prefieren correr ese riesgo a perder la vida, lo más preocupante es que ahora ya también se arriesgan familias enteras o mujeres con niños que a veces se quedan solos durante el camino.
Además del grave escollo que significan las bandas de los maras, del narcotráfico que mata, secuestra y los lleva a campos de concentración modernos, a los tugurios para la explotación sexual.
¿Para ellos es una bendición el albergue, que por cierto se rumoraba que iba a cerrar sus puertas?
EDE.- Al cierre del albergue de Lechería, el rumor se ha esparcido constantemente, pero que no es cierto y ese rumor malsano afecta el funcionamiento, porque éste albergue se mantiene de donaciones.
Lo manejamos de puras donaciones, de apoyos de gente altruista, y cuando uno recibe esos apoyos, se tiene la certeza de que el albergue va a seguir funcionando.
Pero hay angustia cuando bajan los recursos y aumenta el número de migrantes que buscan ayuda, porque a pesar de que el flujo ha bajado,sin embargo siguen llegando al alberge de Apizaco en busca de un poco de ayuda.
Ellos ya saben, desde que salen en que lugares hay albergues, aunque no saben con exactitud el lugar, de alguna manera se orientan y llegan, unos en muy malas condiciones físicas.
Al mes se atienden entre 150 y 200 migrantes, porque en Apizaco acceder a este lugar es opcional, el tren sigue su marcha y se detiene un poco en la terminal, lo que permite un poco de descanso.
En muchos casos en sus mochilas llevan poca ropa, inadecuada para el clima del altiplano, ellos vienen de tierra caliente, con playeras ligeras, shorts, sandalias y al llegar al cambio de clima, luego de su paso por el estado de Veracruz, es cuando sienten el rigor del cambio del clima.
Muchos de ellos se enferman, en tiempos de invierno, se les congelan manos y pies, en otras ocasiones el entumecimiento a causa del frìo les impide subir y bajar con agilidad del tren y es cuando vienen los accidentes, muy graves por cierto.
¿Qué opina de las llamadas barreras asesinas?
EDE.- Por cierto, frente al albergue es donde se encuentran estas canijas barras de concreto, causan accidentes y es un hecho que solamente en Apizaco se han colocado esas barreras, bajo el pretexto de que sirven para evitar robos al tren.
Pero se debe de tener en cuenta que toda esta gente viaja desde muy lejos a bordo del tren en La Bestia, porque no tienen recursos, no tienen para pagar el viaje por carretera, menos en avión, es la única salida, viajar de frontera a frontera a bordo y entre los carros del ferrocarril.
Pero en el viaje muchos peligros asechan a quienes viajan como migrantes porque deben cuidarse de las bandas de los maras, de los narcos, de la tripulación del tren, de los agentes de migración, de las policías federales, estatales y municipales y por si fuera poco de los ladrones del tren.
Es un asunto delicado para ellos,pero es más fuerte la esperanza que el riezgo, aunque la verdad es que muchos ya no quieren llegar a los estados Unidos, ya vienen y se quieren quedar en México, para rehacer su vida.
Pero eso no pasa en Tlaxcala,ocurre más en ciudades industriales en el norte del país, que son entidades más demandantes de mano de obra no especializada, principalmente en actividades del campo.
¿Cómo se puede hacer llegar ayuda al albergue?
EDE.- Se puede llevar directamente a la Casa del Migrante, que se encuentra atrás de la capilla de Cristo Rey en Apizaco, se requiere de ropa, pantalones, chamarras, bufandas, guantes y si se puede hasta cobertores.
También no perecederos, aceite, arroz, frijol, enlatados que también se pueden mandar a la parroquias más cercanas, para que se hagan llegar al canal adecuado, y será a medida en que se reciba la ayuda como se podrá seguir ayudando a nuestros hermanos centroamericanos.
¿Qué le diría a las autoridades, sobre todo a las de Apizaco?
EDE.- Es muy preocupante que las áreas de comunicación los exhiban públicamente en los medios de comunicación, porque no se trata de delincuentes, se violan sus derechos humanos.
Porque si bien es cierto que transitan sin documentos legales, pero mientras no cometan un delito y sean exhibidos como se acostumbra, es un grave atentado contra sus derechos humanos.
Queremos y pedimos que sea precisamente la prensa la que nos ayude a denunciar esos abusos, por otro lado nosotros exhortamos a las autoridades a que capaciten a sus policías.
Sobre todo en derechos humanos y trato humanitario, para que se informen hasta dónde llegan los derechos de los migrantes y las atribuciones de una policía preventiva, que no ejecutoria de golpes o amenazas, mucho menos para hacer cacería de ilegales, como les llaman.
Esto sin dejar de tomar en cuenta que muchos migrantes huyen de la acción de la justicia en sus países por algún presunto delito que hayan cometido, pero mientras no se les demuestre lo contrario, no se puede hablar de algún delito.
De todas formas uno les da cobijo, porque la mayoría van en busca de mejores horizontes, de un trabajo digno y muchos de elos no está en sus metas quedarse a delinquir para ser encarcelados.
¿Qué pasa con los que se quedan?
EDE.- Ese es un gran reto para la Pastoral Diocesana de Migrantes, es un reto que se plantea a nivel gobierno que tiene que ver con la reforma de la Ley de Migración, que es un asunto que tiene que ver con los diputados.
Y que la ley que se tenga, incluya formas de capacitación, de crear un espacio porque así como queremos que traten bien a nuestros migrantes tlaxcaltecas, sería deseable que aquí se llegara a implementar algún programa para ellos, para abrirles espacios.