Irreverente. Confinamiento no matará al virus; sí a la economía

Irreverente. Confinamiento no matará al virus; sí a la economía

124
Compartir

CDMX/ 11 /04/2020

A raíz de un agarrón epistolar de pronóstico reservado que se aventaron dos amigos míos -Miguel Angel Valdés Conte y Roberto González Sada, les dediqué a ambos el siguiente texto, tratando de atemperar los ánimos para que la sangre no pintara de rojo al río:

A Miguel no tuve el gusto de tenerlo como compañero en El Norte porque cuando yo me fui, él llegó. Respeto mucho su trayectoria; disiento de sus ideas, pero las respeto y primero, lo respeto a él.

A Roberto sí lo he tratado desde hace muchos años. Empresario de los de a deveras. Me consta cómo se ha bronqueado con sus hermanos cuando de meter por delante al personal se trata.

Al segundo lo aprecio por el trato, y al primero porque sé de su trayectoria y espero tener el privilegio de tratarlo pronto, apenas pase esta endemoniada cuarentena, que pinta para cincuentena o menos -como decía EPN- como sesentena.

Sé que habrán de tener eco mis palabras en ellos. Dénse la mano -por aquí, virtualmente- opinen, critiquen, pero no lo tomen personal. Nos une a los tres el amor por México. Vemos la cosa diferente; no le hace, nos hermana la nacionalidad. A los dos les abrazo, con sincero afecto.

Uno de ellos nos invitó a los dos a tomar un café y espero que el tercero -que aún no responde- no nos vaya a salir con lo que Salvador Dalí le respondió a Luis Buñuel cuando éste le invitó una copa de vino, para limar las asperezas que se traían: “Me encantaría tomarme un buen vino con mi amigo Luis, pero, qué lástima, no bebo”.

Ahora sí, les platico: Busco darle espacio a todas las voces y así como en mis espacios se los di a mis dos amigos referidos aquí arriba, quiero compartirles un punto de vista que por la inteligencia con que es planteado, merece que abra aquí las comillas para cederle la voz al académico colombiano Sebastián Toro, que escribió lo siguiente, con una respetuosa edición de mi autoría:

“Esta es una de tantas pandemias que la humanidad ha tenido que afrontar a lo largo de su historia.

Hoy nos afecta una nueva que no tiene nada que ver con las anteriores, a excepción de un arma muy mortal: Las redes sociales.

Jamás en la historia se había vivido una pandemia en la que minuto a minuto se contaran los muertos, las víctimas, los casos.

Todas las redes están inundadas diariamente de información en la mayoría de los casos, sin conocimiento o contexto.

Nunca antes el planeta estuvo enfocado en el seguimiento de las muertes a causa de un virus. Las cifras provocadas por el COVID-19 son diminutas comparadas a las 100 por minuto que otras diversas causas provocan en el mundo.

En lo que va del 2020 han muerto 100 veces más personas de hambre que a causa del coronavirus. De esto, la mayoría ni nos enteramos.

Muchos piensan que la economía es plata, que es la Bolsa y unos millonarios con sombreros que juegan al dinero.

Otros creen que la economía son las riquezas o una cosa aislada que nada tiene que ver con ellos. No han entendido nada.

La economía es el sustento básico, La economía se afecta un poco por el sistema de salud, sin embargo, el sistema de la salud es quien depende de la economía para sobrevivir.

La economía es tener alimentos en la mesa, quien transporte esos alimentos, quien los distribuya y quien los venda. Es poder ir a comprar esos alimentos y no morir de hambre.

Es que tengamos energía, agua, internet y pueda leer este artículo. Es que los hospitales tengan luz, agua limpia, suministros, sueldos para los médicos, medicamentos.

Es que podamos quedarnos tranquilos en casa provisionados, tomando vino, viendo Netflix y poniendo en Instagram #QuedateEnCasa, mientras millones de personas en el mundo no tienen NADA qué comer hoy porque no pudieron trabajar, porque viven en unos pocos metros cuadrados y no tienen TV para entretenerse mientras pasa la cuarentena.

Lo único que están viendo es si los mata primero el hambre o el COVID19. Por cierto, soy partidario de quedarnos en casa, y he respetado al pie de la letra la cuarentena, pero solo por corto tiempo.

Si la economía colapsa, muchas personas no tendrán hogar ni salario. Por lo tanto no tendrán alimentos, ni como pagar un servicio médico y menos comprar medicinas.

Si la economía colapsa no tendremos cómo pagar a los médicos ni sostener los hospitales. Los millones de pacientes que sufren otras enfermedades no tendrán como comprar sus tratamientos, ni pagar sus medicinas o sus seguros.

Si la economía colapsa, la salud ahí también colapsa.

Si queremos volver al trueque, si queremos volver a vivir sin energía, con escasez de alimentos, sin bancos, redes o internet, pues ahí si digan: la economía no importa.

Pero por favor, no sean tan hipócritas de no pensar en la economía cuando están escribiendo desde un smartphone o un computador, con energía, con wifi, tomando vino y diciendo que lo más importante es la vida, cuando hay cientos que están allá afuera trabajando en una empresa para que usted pueda tener esa energía y ese internet. ¿O acaso pensó que la hidroeléctrica la manejan desde una casa?

Hay héroes allá afuera sosteniendo esta economía para que no colapse del todo. Pero igualmente hay millones de víctimas que no tienen sus comodidades y necesitan salir a trabajar para poder comprarse un pedazo de pan y comer algo esta noche.

Pero no importa… finalmente las personas que mueren por hambre no tienen redes sociales ni internet, ni el hambre es contagioso, y de hambre no se mueren influencers, y si el expresidente del Real Madrid muere por hambre ni nos vamos a enterar.

Las muertes de hambre son ajenas a nosotros, no son contagiosas; entonces por ese lado, estamos tranquilos y la economía no importa ahora.

Un último apunte: la crisis financiera del 2008 causó más de 500.000 muertes por cáncer debido al estrés y ansiedad provocadas.

“Resumen: el confinamiento por sí solo no aniquilará al virus, pero es un hecho que a la economía sí la puede matar”, dice la irreverente de mi Gaby.

 

 

 

 

Dejar una respuesta