30/10/2017/APIZACO
Padres de Familia y maestros exigieron una auditoría al director del plantel Joel Cano Carro, a la supervisión de zona, así como la remoción del subdirector Mauro Paul Nava y la contralora María Crescenciana Tecocoatzin de la escuela Secundaria Técnica número dos “Camaxtli” de Apizaco, para que se aclare todo lo relacionado con las cuotas que aportaron en las inscripciones los paterfamilias.
Consideraron como un hecho muy delicado que el director ya no respeta que la educación sea laica, debido a que desde que llegó a incrustado a personal de apoyo administrativo, intendentes, maestros y hasta a vendedores que forman parte de su secta cristiana.
Revelaron que es urgente que se investigue a esta mafia que se ha apoderado del plantel y a quienes no forman parte de esa secta le hacen la vida imposible, tal y como lo constataron las secretarias del área administrativa.
Consideraron como un hecho delicado que los directivos pretendieran obligar al personal para que los apoyaran en la marcha del viernes para apoyar la destitución de la nueva jefa de departamento, temerosos de que descubra sus corruptelas y abusos.
De lo anterior mostraron un panfleto que fue repartido por el director, al sub director y la contralora de la escuela, en donde se constata que a toda costa quieren impedir la auditoría que se ha solicitado al plantel.
Indicaron que el director Joel Cano Carro es intransigente y que no informa nada sobre el manejo del dinero y no se saben para que servirán los 750 pesos POR ALUMNO, que les exigieron director, subdirector y contralora. Y son mil 200 alumnos.
Indicaron que el jefe de departamento anterior, hizo caso omiso del cúmulo de escritos que le hicieron llegar para corregir las graves irregularidades que diariamente se cometen en el plantel por parte del director Joel Cano Carro, el subdirector Mauro Paul Nava y la contralora María Crescenciana Tecocoatzin.
Por principio de cuentas expusieron que el director tiene antecedentes por presunta malversación de los recursos de “Escuela de Tiempo Completo”, cuando estuvo como director de la Técnica 9 de Tzompantepec. Y en lugar de castigarlo fue reubicado en la escuela Camaxtli.
Señalaron al solicitar discreción para la salvaguarda de sus datos personales, por temor a represalias, que el director Cano Carro presume que tanto al ex jefe del departamento como a su líder sindical, los tiene “comiendo de la mano”.
Ya que afirma que con un pomo y una barbacoa, su amigo personal al que llama “El Chicharrón”, Demetrio Rivas Corona secretario general de la Sección 31 del SNTE, lo protege de sus enemigos y nada le podrán hacer ya que goza de total impunidad y que por eso nadie lo puede mover”.
Lo anterior ante el manejo de los recursos que han aportado los mil 200 alumnos de 750 pesos por el pago de inscripción y que sin previo consentimiento de la asamblea de padres de familia, ya que el director compró equipamiento innecesario para la escuela.
Es el caso del equipamiento del aula de medios y salones de la institución ubicada en la colonia Loma Verde, el también coordinador de los Clubes de Astronomía, Robótica y Ciencias para las Secundarias, con antecedentes dudosos les dijeron que con el dinero de las cuotas adquirieron equipamiento.
Se trata del ocultamiento de la licitación para la compra de nueve pantallas 4k de 55 pulgadas que se instalaron en tres grados, los demás salones ya cuentan con proyectores inalámbricos, y en el caso del aula de medios se agrega una cabina de radio y el set de televisión para crear contenidos educativos.
Indicaron que a los padres los engañan con la promesa de que “esta mejora les permitirá que el próximo año la Academia Aeroespacial pueda realizarse en la secundaria, “cuál va a ser la sorpresa de nuestros amigos instructores de la NASA, de Estados Unidos, que van a venir a una escuela de educación básica y va a tener las mismas instalaciones que conocieron, pero que eran de doctorado del Instituto Tecnológico de Apizaco”.
El director Cano Carro ha ocultado el verdadero costo de este equipo, no se sabe quiénes son los proveedores y que en el caso de la cabina de radio es un gasto que no se justifica, puesto que los alumnos ocupan todo el turno de clases con sus maestros y no tienen tiempo para jugar al locutor.
Indicaron que la sospecha surge porque el director los ha obligado a comprar los uniformes con un proveedor. Y que hasta los exámenes médicos para ingresar los obligó a realizarse con laboratorios de amigos personales.
Sostuvieron que pese a los reportes hechos llegar al titular de la SEP, Manuel Camacho Higareda, su denuncia no ha sido atendida, porque el propio director presuntamente dice que está “bien palancas con su sindicato” y que esa relación lo hace intocable
Los padres de familia sospechan que el director Joel Cano Carro es propietario de dos estanquillos, uno se dedica a la venta de tacos de canasta y los llamados “dorilocos” que son una mezcla de comida chatarra y de chicharrones de harina preparados no solo los va a volver a abrir, sino que hasta serán ampliados.
En el otro estanquillo se les vende a los más de mil 400 alumnos, papas a la francesa, salchichas fritas, empanadas y plátanos fritos, ya que se dice que cuenta con hectáreas productoras de papa y que por eso puso estos negocios en el plantel.
Indicaron que hay versiones de que todos los vendedores que ingresen al plantel deberán pertenecer a su secta religiosa y a quienes no profesan la religión del director han sido corridos.
Revelaron que ahora la condición para trabajar en el interior del plantel, es que se sometan a los caprichos del subdirector quien ya integró sus listas para organizar las guardias nocturnas y los fines de semana para cuidar el plantel por las noches.
Ante esta situación y pidiendo el anonimato para la protección de sus datos personales, madres y padres de familia piden la intervención de la SEP federal, para que le pongan un alto a la voracidad del comité de padres y los docentes.
También exigieron la presencia de la Coepris federal, para que constate que los puestos de fritangas atentan contra la salud de la población escolar y que es inaudito que el propio Joel Cano Carro anteponga intereses económicos antes que cuidar la salud de los alumnos.
Padres de familia reiteraron que ahora mismo el director Joel Cano Carro. y el subdirector Mauro Paul Nava y la contralora María Crescenciana Tecocoatzin Cruz les exigen la entrega de cien pesos por concepto de pago de talleres y 65 de mantenimiento de los salones a cambio de liberar la documentación.
Otra inconformidad los padres de familia es el asunto del personal de apoyo que manejan directamente el subdirector Mauro Paul Nava y la contralora María Crescenciana Tecuacontzi Cruz.
Resulta que el plantel cuenta supuestamente con seis intendentes que deben encargarse del aseo del plantel y de la vigilancia diurna y nocturna, son cuatro integrados a la plantilla laboral y dos más que son pagados con las cuotas de los padres de familia a razón de 700 pesos semanales cada uno.
Lo que significa un desvió de por lo menos 50 mil pesos en cada ciclo escolar
Sin embargo, dos mujeres intendentes han sido habilitadas como secretarias particulares del director del plantel Joel Cano Carro, a quien les ha delegado el manejo de documentación delicada de la escuela, sin que reúnan el perfil.
Advirtieron que lo grave de esta situación es que no hay el personal suficiente para cubrir las guardias, pero al subdirector Mauro Paul Nava a quien acusan de abusivo, vengativo y prepotente, se le ocurrió que con los vendedores se podrían suplir las ausencias del personal.
De esta forma en días feriados como a fin de año, el día del maestro o como en el caso más reciente del “Día de la Madre”, el subdirector elaboró una lista de los vendedores de los estanquillos, para obligarlos a cuidar la escuela en sus fiestas y francachelas.
Los quejosos indicaron que es inaceptable dejar la responsabilidad de cuidar por las noches todo el plantel y las áreas donde se puede registrar un robo, porque hay equipo valioso en las aulas.
Insistieron que es una muy grave irresponsabilidad poner a gente ajena a la administración a responder por la seguridad de la escuela, sin tomar en cuenta el grave riesgo que esto representa.
Indicaron que les consta que las personas obligadas a velar en la escuela son forzadas a realizar dichas guardias, o bien, a enviar a un representante, ya que de lo contrario los amenazan con suspenderlos y correrlos de la escuela.
Indicaron que el subdirector no toma en cuenta que en caso de un asalto, de los que son frecuentes en Tlaxcala, las personas pueden resultar afectadas en su integridad física y que ante esta exigencia se sienten desamparados porque sus vidas están en muy grave peligro.
Incluso en el último día de clases, hizo valer sus amenazas ya que todos los vendedores fueron invitados a sacar sus cosas de los estanquillos y su regreso va a depender de que no protesten cuando el “profesor Paul” les ordene cuidar la escuela o cuando no se sometan a sus caprichos.
Desde la creación de la escuela “Camaxtli”, una de las necesidades ha sido la de proveer de algún alimento a los alumnos, durante años existió orden y colaboración por parte de los propietarios de los estanquillos, pero fue hasta la llegada del director Joel Cano Carro que la escuela se volvió un “tianguis de comida chatarra”.
Los vendedores son coordinados por la contralora María Crescenciana Tecuacontzi Cruz, quien se encarga de cobrar las cuotas diarias de los vendedores que significan alrededor de mil 200 pesos cada día.
Esto significa que cada ciclo escolar la escuela recibe entre 312 y 320 mil pesos, cantidad que supuestamente se destina para gastos de los talleres y no hay explicación alguna que ahora en este 2017 se les cobre a los alumnos 100 pesos por concepto de taller a cambio de liberarles sus documentos.
Cabe destacar que a cambio y el beneficio que reciben los alumnos por parte de la contralora es la entrega de 17 pesos por niño, que se supone son los excedentes de las cuotas de los vendedores.
Hasta el ciclo que acaba de concluir, realizaban su venta dos estanquillos que se dice son propiedad del director Joel Cano Carro, uno de ellos dedicado a la venta de dorilocos, tacos de canasta, chicharrones preparados y el otro a papas fritas, salchichas y plátanos fritos.
En total son ocho los vendedores entre los que figuran, además de los estanquillos del director otro dedicado a la venta de cacahuates japoneses y más frituras, uno más y el único dedicado a la venta de fruta.
Se suman otro de helados y paletas, otro de aguas frescas y endulzadas, uno más de tacos de guisado, hay venta de manzanas caramelizadas con azúcar o chamoy, una cooperativa que también vende refrescos, dulces de todo tipo, comida corrida y más frituras y una papelería.
En todos los casos se hace el pago sin recibo alguno, algunos de los vendedores firman contrato cada seis meses, pero hay movimientos extraños donde varios de ellos son incluidos en la cooperativa y no figuran en un momento dado en los libros de contabilidad.
Tampoco aparecen los vendedores empleados por el director en los que supuestamente son sus estanquillos, de tal forma que tanto maestros, padres de familia y los propios vendedores pidieron una compulsa y una auditoría externa, para descartar posible desviación de los recursos.
No obstante la participación económica diaria de los vendedores, estos son obligados a “cooperar voluntariamente”, para la entrega de regalos y botellas de alcohol caras a los maestros cada fin de año y para el día del maestro.
También los obligan a llevar alimentos en los eventos de los maestros como los encuentros deportivos magisteriales o en caso de reuniones extraordinarias, cada vendedor es obligado a colaborar con la dirección.
En las grandes fiestas, como fue el caso del “Día de la Madre” que les pidieron salsa, tortillas y platos, vasos y cubiertos desechables para mil 500 gentes, entre otras cooperaciones que responden a ocurrencias.
Ante el cúmulo de irregularidades, maestros, alumnos y algunos padres de familia exigieron la intervención del secretario de Educación, Manuel Camacho Higareda para que ponga fin a las mafias en esta escuela.