TLAXCALA/23/OCTUBRE/2020
La cita a esta presentación digital es el domingo 25 de octubre a las 13 horas por el perfil oficial de Facebook del Sistema Nacional de Fomento Musical
Se trata de una las 104 agrupaciones coordinadas por Fomento Musical dentro del marco Semilleros creativos, línea de acción del programa Cultura Comunitaria
En el municipio de Tingambato, Michoacán, tierra de bandas, lo que sobran son músicos, pero sólo una es comunitaria y es la Banda Sinfónica Comunitaria “K´eri Tinganio” (grandeza de Tingambato, en purépecha) que este domingo 25 de octubre celebrará su sexto aniversario con la transmisión de un concierto virtual a través de la página de Facebook del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM), institución de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
El programa musical que el público podrá escuchar en este concierto virtual, que se enmarca en la campaña “Contigo en la distancia”, está integrado por la Sinfonía núm. 94 La sorpresa, de Joseph Haydn −en una versión de arreglo multinivel en la que participan casi todos los integrantes de la banda−, la Danza de los cisnes, de la suite El lago de los cisnes, de Piotr Ilich Tchaikovsky, y el son abajeño Kinu fapinari (perlita, en purépecha), del compositor Julio Granados Ascencio, originario de Ichán, Michoacán, uno de los músicos más prolíficos de la región, interpretación a la que se sumarán los maestros.
La banda comenzó actividades en 2014 con 90 niñas, niños y jóvenes inscritos, el total de su capacidad, quienes todas las tardes de lunes a viernes acudían a clases. En poco tiempo, aprendieron a interpretar obras completas gracias a la metodología multinivel del modelo de educación musical comunitaria “Un modelo para armar” del SNFM, que conjunta desde el inicio a los principiantes con los avanzados, señala, Rocío Román Figueroa, directora de esta banda sinfónica comunitaria.
La Banda Sinfónica Comunitaria “K´eri Tinganio” es una de las 104 agrupaciones comunitarias coordinadas por el SNFM, dentro del marco Semilleros creativos, línea de acción del programa Cultura Comunitaria de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
Para Román Figueroa, “K´eri Tinganio” es una agrupación singular en la región, no sólo porque es la más grande (un grupo tradicional de estas características tiene máximo 18 integrantes) y es de las pocas que interpretan música tradicional, sino porque en ésta, la música es un factor de integración y revaloración de la identidad cultural purépecha, con la que niñas y niños, padres de familia, maestros, personal de apoyo y comunidad se han comprometido afanosamente.
“Lo más difícil ha sido hacer entender a los padres de familia que no es un taller o clase de música donde pueden ir cuando quieran, sino que es un proyecto musical de calidad, socio-formativo que comienza desde casa. Desde el principio definimos con los padres de familia que la asistencia diaria a todos los ensayos es obligatoria, que la puntualidad y el trabajo en equipo son fundamentales para la formación de sus hijos”, agrega la directora de la banda.
Para la también clarinetista, egresada del Conservatorio Nacional de las Rosas, ha sido un trabajo muy bonito y agrega: “No sólo formas a los niños, para completar el ciclo, también formas a los padres de familia. Por fortuna, los papás se han mantenido motivados porque ven resultados en sus hijos tanto en términos musicales como en su comportamiento, forma de pensar y de convivir con los demás”.
A lo largo de seis años, en esta banda sinfónica han participado 216 niñas, niños y jóvenes, algunos de los cuales han dejado la agrupación ya sea por cumplir 18 años de edad, por ingresar a la universidad y por lo tanto cambiar de residencia e incluso, al ser aceptados en escuelas profesionales para continuar sus estudios de música.
Desde que comenzó el periodo de confinamiento en marzo, las clases se realizan de manera virtual, así que, para celebrar este aniversario, los participantes prepararon sus presentaciones desde sus casas; los videos que cada uno generó fueron editados y posproducidos por el maestro Pedro Alejo, uno de los seis docentes de la agrupación.
“Mi sueño es que en los próximos años este programa se transforme en una Escuela Banda, que se encargará de que nuestra tradición de bandas no termine nunca. Que tuviera su propio espacio como agrupación, pero que sí formara músicos de manera profesional, que se dedicara al ámbito académico preservando la tradición, calidad musical y trabajo comunitario tal y como está planteado en el modelo de Educación Musical Comunitaria”, expresa Rocío Román Figueroa.