SE ESFUMA EL MURAL DE “LA BATALLA” DE CACAXTLA

SE ESFUMA EL MURAL DE “LA BATALLA” DE CACAXTLA

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TLAXCALA/ 5 /12/2020

Irremediablemente el  “Mural de La Batalla”, de la zona arqueológica de Cacaxtla, cada día pierde sus hermosos colores debido a intervenciones equivocadas y la falta de una protección adecuada, ya han causado la pérdida de 70 por ciento o más del colorido original.

Desde hace cinco años, los propios arqueólogos de la zona alertaron sobre la desaparición del pigmento del mural, dijeron que hubo intervenciones de mantenimiento presuntamente equivocadas, por parte del INAH.

Incluso que se habían borrado varios elementos, uno de ellos el glifo “Tres Corazón Sangrante”, que forma parte importante de la iconografía del mural, además de que otras intervenciones y equivocadas medidas de protección hacen temer que en menos de cinco años ya se habrán perdido estos vestigios prehispánicos irremediablemente.

El Mural de la Batalla mide aproximadamente 22 metros de largo y 25 metros cuadrados de superficie, por lo que se le considera uno de los más grandes en extensión del México prehispánico.

En él están representados los guerreros Jaguar de Cacaxtla, ricamente ataviados y armados venciendo a unos guerreros Águila, colocados en posición sumisa, desnudos y sin armas.

Desde su descubrimiento, el principal reto es evitar su deterioro, alguien sugirió colocar una barrera de vidrio, que actualmente existe, pero de acuerdo a las observaciones de los propios custodios, porque en este momento no se puede obtener una opinión calificada.

Esto debido a la notoria ausencia física de representante alguno del INAH, ni arqueólogos, ni encargados, menos hay un director que responda a las dudas o que se haga responsable del mantenimiento de la zona en su conjunto.

Esa barrera de vidrio que le fue colocado al mural, causa rizos de viento que tallan literalmente las pinturas directamente, con cristales microscópicos de partículas de polvo, que al paso de los años se convierten en lija que se lleva el azul maya.

Otro factor grave de afectación, es la resolana que en las tardes soleadas pega directamente en el mural, sin protección alguna y esta es la principal causa de la acelerada desaparición de los colores azul maya, blancos, negros, ocres, verdes y rojos.

Los llamados de advertencia no han sido escuchados por los empleados del INAH, quienes con soberbia y altanería retan a que se dé información oficial o quieren saber quién da noticias, sin que sean oficiales, para proceder en consecuencia.

Los propios ejidatarios de San Miguel del Milagro, convertidos en custodios, que han sido testigos de la llegada y retirada de funcionarios federales, confirmaron que en verdad no existe interés por cuidar estos vestigios de los tlaxcaltecas.

“Solo vienen para llevarse los presupuestos, solo ellos saben lo que hacen, cómo han manejado las piezas, miles de piezas que existen en las bodegas y se teme que hasta han saqueado la zona, pero eso es difícil de comprobar”, reconocieron.

El artista plástico de talla internacional,  Martín Rojas,  hizo el señalamiento hace más de tres años, incluso sugirió que los murales deberían ser retirados en su totalidad, junto con los elementos arquitectónicos, para salvarlos de su destrucción.

Que incluso en otros países ya se ha desarrollado técnicas para retirar la pintura mural, sin causarle daño, para trasladarla  a un lugar adecuado, con clima controlado y lejos de los efectos de la intemperie.

Pero la respuesta fue el silencio, las pinturas cada día pierden su esplendor,  ya no son esas pinturas murales que se descubrieron y que causaban admiración a propios, extraños y extranjeros, se van perdiendo irremediablemente.

Un grupo de 65 antropólogos de diversas nacionalidades y restauradores analizan a treinta años de haber sido descubierta Cacaxtla, en un Coloquio Internacional, por el INAH.

Aunque las muchas interrogantes se han desprendido por parte de los antropólogos y restauradores del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Luís Alberto Marto López, titular de Estudios Arqueológicos, explico que los murales del Salón Rojo y El Templo de Venus habían resultado afectados, principalmente por la ceniza del Popocatépetl.

En ese entonces el monitoreo que se realizaba en la zona arqueológica había despertado la preocupación del INAH, porque si bien se organizó para exponer los avatares y las vicisitudes de 40 largos años de conservación e investigación en el sitio.

El grupo de 65 investigadores de diversas nacionalidades ya planeaban nuevas líneas de investigación, pero se discuten los métodos y criterios para seguir excavando, porque solo un 10 por ciento de las excavaciones se han realizado en los promontorios de Cacaxtla.

No hay la certeza de los pobladores sean Olmecas-Xicallancas, ni a que grupo o políticas influían, no existe una precisión, comento el restaurador del INAH.

Si recordamos que el sitio fue descubierto el 13 de septiembre de 1975.

Desde entonces, siguen con muchas interrogantes y dilemas, los murales del Hombre Ave y Jaguar, El Salón de Venus y El Templo Rojo y la Batalla.

El infortunio de la contaminación, en su mayoría del 40 por ciento de sus colores, estaba empezando a desaparecer, comentario hecho por el pintor tlaxcalteca, Martín Rojas.

Andrés Santana Sandoval, exdirector de la zona arqueológica de Cacaxtla, confeso que las pinturas del Gran Basamento arqueológico corre el riesgo de que los vestigios puedan ser destruidos por fenómenos climatológicos o por los efectos de la actividad del  volcán Popocatépetl

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