CDMX/ 29/01/2021
-Quintana Roo y Baja California Sur, por su vocación turística, presentaron las contracciones más pronunciadas.
Durante el tercer trimestre del 2020, las 32 entidades federativas del país registraron caídas anuales en su actividad económica; es decir, el reinicio de operaciones de algunos sectores económicos que fueron declarados esenciales después de finalizar la jornada nacional de sana distancia y los programas estatales de apoyo en dicho lapso, fueron insuficientes.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, las contracciones más pronunciadas del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) en el periodo julio-septiembre se observaron en Quintana Roo (-29.0% anual) y Baja California Sur (-24.7 por ciento).
Ambos estados comparten un factor común: dependen del turismo y su impacto en otras ramas –fue el sector con la mayor merma por el Covid-19–.
Para Quintana Roo, este impacto provino, principalmente de las contracciones en generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final (-35.3%); servicios (-31.3%); construcción (-30.7%), y comercio (-22.7 por ciento). Estos sectores concentran 95.6% del Producto Interno Bruto (PIB) estatal, destacando servicios, particularmente de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas, con una participación de 64.8 por ciento.
Sólo las actividades primarias mostraron un crecimiento anual (34.8%) en la entidad, aunque su peso en el PIB es bajo (0.8 por ciento).
En Baja California Sur, los mayores desplomes se exhibieron en construcción (-45.1%), servicios (-24.2%) y comercio (-17.7%), que en conjunto aportan 87.7% del PIB local.
Al igual que Quintana Roo, su rama más importante es alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas. El único incremento fue en energía eléctrica, agua y gas, con 24.7% (4.5% del PIB).
En tanto, los estados con caídas entre -10 y -15% de su ITAEE en el tercer trimestre del 2020 fueron Tlaxcala, Hidalgo, Ciudad de México, Colima, Morelos, Coahuila y Campeche. Mientras con descensos menores a -10% y mayores a -5% se colocaron Puebla, Veracruz, Nayarit, Guerrero, Yucatán, Tamaulipas, Querétaro, Nuevo León, Sonora, Estado de México, Jalisco, Michoacán, Durango, Sinaloa, Oaxaca y Guanajuato.
Por su parte, San Luis Potosí, Chihuahua, Aguascalientes, Chiapas, Baja California, Zacatecas y Tabasco obtuvieron bajas de su actividad económica inferiores a -5 por ciento.
Caso especial
Sobresale Tabasco, ya que además de presentar la menor variación negativa (-0.1%), en el acumulado de enero a septiembre fue el único territorio con incremento en su ITAEE, de 3.7 por ciento.
La entidad se enfocó en su vocación más importante: el petróleo (44.5% de su PIB), así como su apuesta por el campo. En el tercer trimestre crecieron minería no petrolera (23.5% anual), actividades primarias (12.6%) y minería petrolera (8.5%), aunque los decrecimientos en comercio (-14.5%), servicios (-8.9%) y construcción (-2.4%), principalmente, ocasionaron su reducción total.
En el acumulado, Tabasco tuvo alzas en minería petrolera (14.8%), minería no petrolera (9.3%), actividades primarias (6.5%) e industrias manufactureras (3.8%), mientras disminuyeron con mayor fuerza comercio (-14.0%), construcción (-10.4%) y servicios (-5.6%), los más afectados por la pandemia.
Espejismo
Si se compara el ITAEE del tercer trimestre del 2020 contra el segundo trimestre del mismo año, en cifras desestacionalizadas, resulta que 31 de las 32 entidades crecieron, y de éstas, 21 lo hicieron a doble dígito.
Los mayores niveles fueron en Puebla (28.3%), Baja California Sur (25.5%) y Zacatecas (23.3%); la excepción fue Campeche (-0.5 por ciento).
Sin embargo, estas tasas son un efecto rebote, es decir, la base de comparación es baja. Cabe recordar que en el segundo trimestre, respecto al periodo previo, los 32 gobiernos subnacionales mostraron contracciones en su actividad económica, y de éstos, 30 con desplomes de doble dígito (23 estados superior a -15 por ciento).
Abril y mayo fueron de total confinamiento y paro de actividades no esenciales, y en junio comenzaron a operar nuevos sectores (baja operatividad), pero en cada entidad varía la reapertura de giros según la tendencia de los contagios de Covid-19 y hospitalizaciones.
Con información de EL ECONOMISTA
