El drama de vivir en los límites de Puebla y Tlaxcala

El drama de vivir en los límites de Puebla y Tlaxcala

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S.O.S. También somos tlaxcaltecas

«Malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo, y con sus hechos lo traicionan».
Benito Juárez.

Pedro Morales/San Pablo del Monte

Todos los días muy temprano, cuatro mujeres inician su caminata a orilla de la carretera a cuatro carriles que va de Chiautempan a Puebla; penosamente una lleva el anafre encendido, otra una bolsa de tortas y como pueden las otras dos trasladan un bote de tamales y el atole.

Todo comenzó hace cincuenta años, cuando una jovencita costeña, de Playa del Carmen Campeche, llegó a buscar establecerse en estos rumbos, Se trata de la matriarca, Andrea Cachón Valencia.

Así, muy joven llegó a las inmediaciones de la ex hacienda de “El Conde” que está ubicada en los límites de Puebla y Tlaxcala, en la frontera, en la tierra de nadie, alejadas del progreso de la Angelópolis y muy lejos del gobierno de Tlaxcala.

Se trata del paraje llamado San José del Conde, franja de tierra que ni es de aquí, ni de allá, es un desorden territorial, unos pagan agua e impuestos en la cabecera municipal y hasta les dan sus credenciales de elector, pero a otros les dicen que deben de pagar en San Andrés Cholula en Puebla, pero nadie les da servicios.

Sentada junto a una Virgen de Guadalupe, la abuela narra sus desventuras, “yo el agua potable la pago en el barrio de San Bartolomé, en San Pablo del Monte”, pero no nos dan la credencial de elector, esa es de Puebla”.

Nosotros trabajamos con faenas en el proyecto del agua potable, primero fuimos a Puebla y nos negaron el servicio, nos dijeron que nunca nos darían el agua, sin embargo si nos dieron el agua los de San Pablo, abrimos brecha y metimos los tubos.

Si es cierto, contesta la hija,  una mujer avejentada como de cincuenta y tantos años, dice llamarse Liliana Andrea Cámara “esa vez hasta me colgaron con lazo, para rascar y meter el agua”, recuerda.

La abuela narra que tenía un trabajo, lavaba camiones del ADO en Puebla, pero un día a su patrón se le descompuso su escalera, la arreglo improvisadamente, pero no le avisó.

Por lo que al realizar su labor, la escalera resbaló y ella cayó sentada, se destrozó el coxis y de ahí no ha quedado bien, consiguió que su patrón (con trampas), al no reconocer el accidente de trabajo el IMSS le diera un pensión de mil 208 pesos.

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Pero por el simple hecho de pasarse ocho pesos, los del DIF y la Sedesol de Tlaxcala le han negado cualquier ayuda y le dicen que no tiene derecho a nada, que se pasa de lo requerido, con ocho pesos.

“Me abrieron del sacro y columna, es una operación grande y eso tiene 33 años, de dolor y sufrimiento por el accidente, que fue a causa del agua, diésel y jabón, pero nunca me indemnizaron.

“Yo le dije al patrón que se lo dejaba a Dios, señor Castillo, porque ellos hicieron sus tranzas, no pusieron la pensión como accidente, sino parcial, a veces no me dan la medicina y no veo alivio”.

Con ese dinero vivimos cuatro personas, la niña María Lucero N. dice que ella va a la escuela, es la biznieta y la única que sabe hacer cuentas y va con sus abuelas a vender tamales, aunque no le gusta porque dice que los albañiles y los cargadores de la central de abastos son muy leperos y abusivos.

Regresa al tema del apoyo de 70 y más, “no es justo que por ocho pesos no nos quieran ayudar, vivo en la calle de San Jorge número 13, avenida ampliación de San José del Conde, en San Pablo del Monte”.

Aparte no puede respirar, tiene padecimientos del corazón, pero nadie la ayuda, por eso vende sus tamales jarochos, de mole, de dulce, de rajas y todas se van a vender, muy temprano, para que la niña vaya a la escuela.

Lamenta que por envidias se invadan las tierras, “en este lugar hay de todo, prostitución, antros, venta de drogas, hay rateros, malvivientes y gente que no tiene futuro, ni esperanzas”.

El apoyo dice que apenas se lo quitaron, “no hay justicia, quiero que me den mi apoyo, ya sea en Puebla, en Tlaxcala, pero nada de nada, también le negaron su pantalla digital pese a que fue a la SCT y a SEDESOL de Puebla”.

Explica “como sea saqué una tele de seis mil 500 en abonos, con mucho trabajo, es más ya toca en esta quincena el último pago, pero recuerda con tristeza que una comadre muy amiga se fue a dar a luz”.

Dejó a uno de sus hijos, que no trabaja, ni hace nada y nada más las está espiando, incluso acosa a la niña y está advertido de que si le hace algo “aunque este vieja yo si lo mato, a mi nieta nadie le hace daño”.

Total que nos robaron la tele y es claro que ese sujeto fue, ahora nos aburrimos mucho, sin tele y es muy dura nuestra vida, y reitera que a mi nieta no me la tocas, vive al lado, solo y sábados y domingos toma mucho y fuma mariguana.

En tano seguimos vendiendo nuestros tamales, en la carretera, con envidias, hay riesgo porque la zona es muy peligrosa, dice que una de sus hijas que está mal de la cabeza, le violaron a su hija y la embarazaron, mientras se iba a trabajar

Tiene otra hija que se embarazo muy joven y le dejó al hijo, pero se fue y por la edad ya no puede, luego de la violación “mi hija que tiene más de cincuenta años y se golpeó la cabeza” sufre de ataques epilépticos”.

“Mis otras dos hijas no reaccionan, yo no puedo con mis achaques y la única que reacciona es la niña, la hija se llama Laura Elizabeth, entre las tres y la niña cada día, cada tarde y cada noche nos dedicaos a hacer los tamales para vivir”, explica.

Finalmente el papa de la niña, nunca se hizo cargo de ella, se llama Ulises Zamora Vadillo, pero le ha prometido apoyo y atención a la niña, pero es la hora que no responde, era policía estatal.

Solo engaño a la niña, llora y pese a todo… dice que lo quiere, reprocha la madre.

La menor con llanto en los ojos dice que su padre la engaño  que eso le dolió “lo que me hizo lo quiero mucho y lo quisiera ver”, dice la niña abrazada a su madre y a su abuela, dicen que vive en la colonia Ocotlán, en Tlaxcala.

De cualquier forma las mujeres están solas, sin poyo, sin ayuda y sobreviviendo como pueden, finalmente la abuela y matriarca pide con angustia “solo quiero una silla de ruedas, para que me pueda mover y ayudar”, eso es todo.

 

 

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