Contaminación opaca la laguna de Bacalar; invaden residencias 45% de su litoral

Contaminación opaca la laguna de Bacalar; invaden residencias 45% de su litoral

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CDMX/ 23/05/2019

Cada mañana, Jacqui McGrath solía nadar junto a su bebé de cinco meses en la laguna de Bacalar, Quintana Roo. Su casa, ubicada justo enfrente, tiene una vista privilegiada y un acceso directo a la laguna. Aunque el pequeño sólo se alimentaba de leche materna, de pronto presentó un cuadro de diarrea y giardia, un parásito que se aloja en el intestino delgado.

McGrath, una médica homeópata de 46 años que llegó en 2005 desde Estados Unidos a Bacalar para hacer su servicio social y trabajar en el Hospital General de Chetumal, comenzó a sospechar que los síntomas tenían relación con su rutina de baño en la laguna. En su trabajo en la salud pública había visto problemas provocados por la contaminación del agua, tanto en los residentes como en visitantes y turistas. La diarrea provocada por bacterias, las amebas y la giardia fueron confirmadas por exámenes en laboratorio.

El cuadro de su bebé se detuvo cuando decidió dejar de bañarse en la laguna. “Vimos casos de coliformes fecales, Escherichia coli, en varias partes de la laguna y con una frecuencia más alta de lo que se debe tener en un lugar para nadar”, dijo McGrath. Esa constatación la motivó a formar parte de la organización Agua Clara Ciudadanos por Bacalar. Allí, junto a otros profesionales, la médica se organiza para tomar muestras cada 15 días y analizar la calidad del agua.

En 2007 Bacalar fue declarado Pueblo Mágico por la Secretaría de Turismo, una categoría que lo ha ido posicionando dentro de la ruta en guías de viajes y dándole una notoriedad que lo sacó del anonimato.

Su éxito ha sido tal que en el último feriado de Semana Santa Bacalar alcanzó el ciento por ciento de su capacidad hotelera (más de 515 habitaciones y 49 hoteles), superando a los destinos más emblemáticos de la región

Sin embargo, volverse célebre ha tenido un costo que no fue previsto: el aumento de desechos que sobrepasan la capacidad e infraestructura de la ciudad. “La basura por diversos orígenes, los lixiviados y desperdicios agrícolas, la contaminación por drenaje y el turismo están poniendo en riesgo el equilibrio del cuerpo lagunar y propiciando la eutrofización”, explica el biólogo Omar Caballero.

Además de la acumulación de basura, el sistema de alcantarillado y drenaje de las aguas tampoco da abasto. En época de lluvia, el agua rebasa y forma verdaderos ríos negros que desembocan en la Laguna de los Siete Colores. “En la península de Yucatán, una de las principales características a considerar es el tipo de suelo kárstico y su origen marino, ya que es altamente poroso y permite la infiltración fácilmente. Esto, por lo tanto, tiene implicaciones en la contaminación del acuífero, es decir, las aguas subterráneas”, explica Caballero.

 

La contaminación por aguas residuales es uno de los principales problemas en Bacalar.

El cambio ha sido progresivo y sin retorno: más de 45% del litoral de la laguna ya se encuentra ocupado por residencias particulares, pero no existe un buen manejo de sus aguas negras ni cuidado de las fosas sépticas.

La mayoría de las casas que se ubican en el borde no están conectadas al sistema de drenaje y el aumento de población viviendo a la orilla de la laguna se traduce en mayor presión sobre el manglar, incluyendo la tala que se realiza para la creación de accesos públicos y privados, según un estudio publicado por el Instituto de Geografía de la UNAM.

 

 

 

 

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