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Estar en un anexo para alcohólicos, “es traspasar la puerta del infierno”: Artemio Salazar

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TLAXCALA/ 16 /JULIO/2020/Pedro Morales

Especial

En Tlaxcala actualmente funcionan 51 centros de supuesta rehabilitación para alcohólicos y drogadictos, proliferan en Apizaco, San Pablo del Monte y los iniciadores se ubican en Santa Ana Chiautempan.

La mayoría no cuentan con los permisos, menos con la supervisión constante de ls autoridades y así entre la Cofepris, CEDH y SESA se avientan la bolita, pero estos centros siguen funcionando ante la tolerancia de autoridades municipales principalmente, los llaman “anexos”

Para muestra, desde hace más de 15 años más o menos, todos los días, muy de mañana iniciaba la actividad en el llamado “Instituto de los “Diamantes Pulidos”, era el negocio del llamado “padrino”, Saúl N., quien se dice que llegó del pueblo de “La Unión” de Tlaxco, para avecindarse en Santa Úrsula Zimatepec, del municipio de Yauhquemehcan.

En plena zona habitacional, los velos de horror y de misterio que rodean a este lugar fueron develados por uno de los ex internos, Artemio Salazar, quien gusta de escribir poesía, incluso ya le han editado un par de libros, anuncia que escribirá otro con el tema  de los anexos de drogadictos y alcohólicos.

“La borrachera es un gusto, que se vuelve una fiesta interminable al principio, pero luego aparece el demonio del alcohol, que te hace perder la noción del tiempo, los valores, tu integridad solo quieres saciar esa sed que nunca se acaba”, explica.

“No sé por qué dicen que el alcoholismo es una enfermedad, yo diría que es otro mundo, un mundo donde todo es irreal, donde no existe el tiempo, ni la familia, ni nada, solo el alcohol”, reflexiona.

Este “padrino” o director, se dedicaba a recolectar viciosos o ancianos abandonados por sus familias, por las calles de Apizaco y los pueblos, se trasladaba en un destartalado Valiant guinda, se los llevaba al “Instituto”, de tal forma que en cada cuarto dormían amontonados entre diez y doce gentes, a veces más.

“LA REHABILITACIÓN”

El modo de operar del anexo que dirigía, hasta antes de su clausura, hace un mes, era que para abrir las puertas a un adicto, los familiares tenían que cubrir una cuota de entre 500 y 550 pesos mensuales.

Dinero que supuestamente era empleado para el pago de la renta, comida, energía eléctrica, agua potable, gas y además se les solicitaba la entrega de una despensa.

De lo que contenía esa despensa, que llevaba la familia, no todo pasaba, el también llamado director se quedaba con todo, jabón de baño, leche, huevo, en todo de lo más caro.

Cabe destacar que el “Instituto” era manejado por tres o cuatro personas, el padrino y sus ahijados, alcohólicos todos supuestamente rehabilitados, que  por igual hacen las veces de carceleros, médicos o vigilantes.

El lugar, ubicado en Santa Úrsula, es una vivienda de interés social, con dos habitaciones, una sala pequeña, cocina y baño, se ubica en el fraccionamiento Ahuxtla, en la calle de las Rosas, a dos cuadras del centro.

EL “AUTÉNTICO “CALDO DE OSO”

Pese a que recibía dinero, el padrino diariamente se iba con uno o dos de sus ayudantes a los mercados, uno de ellos sacaba de los contenedores jitomate, cebollas o chiles que son desechados por los comerciantes de los mercados “Guadalupe” y “12 de Mayo”.

Independientemente de lo que le regalaban como era verdura desechada, huesos de pollo, alas y huacales, pescado a punto de la putrefacción y huesos de carne de res y puerco, en fin que eran puros desperdicios.

De esto, ellos quitaban lo que ya no servía, lo demás lo guisaban en una especie de caldo, sin sal, es el “Caldo de oso” que era servido mañana, tarde y noche, no había otra cosa para comer.

El desayuno era precedido por una oración, a las seis de la mañana o antes, luego en el desayuno a veces se servía café o té, con dos tortillas, para la comida desayuno o cena era el mismo caldo, con huesos de pollo, pescado, res o cerdo.

Pero la mayor parte provenía de los contenedores, donde se deposita la basura, lo cortaban lo seleccionaban y al final ese era el alimento, un día sí y otro también, era una rutina muy pesada, siempre lo mismo.

Artemio reflexiona un poco, mira de frente y dice, “la verdad esto es una mafia, quien tiene un anexo y lo administra, es un vividor, que se alimenta del dolor ajeno y vive de los incautos y sus familias”.

CUIDADO BEBEDORES SOCIALES

Pero antes hay que saber distinguir a los briagos, unos dicen ser bebedores sociales, son personas que siempre que se encuentran en una situación social, necesitan beber para sentirse más sueltas y divertidas.

Pueden estar sin beber, pero en reuniones sociales no limitan el consumo de alcohol, y lo hacen hasta sentirse «alegres».

Los bebedores fuertes son quienes toman mucha cantidad de alcohol, independientemente o no de las comidas, y casi todos los días de la semana.

 

Para estos, la bebida es una parte importante de su vida, y una fuente de placer y diversión.

A pesar de que durante  el día toma mucho alcohol, no ha perdido la capacidad de controlar cuánto y hasta cuándo tomar, por lo que rara vez llegan a tener complicaciones sociales, familiares o laborales.

El bebedor fuerte raramente se embriaga en momentos o lugares no adecuados, y suele elegir cuando, donde y con quien beber.

Pero también hay los ebrios ocasionales, en general, son bebedores «fuertes», que ocasionalmente buscan embriagarse.

Suelen ser grupos de «compañeros» con los que salir a «festejar», y ya antes de comenzar con la fiesta tienen intención de emborracharse.

Su forma de beber se relaciona con una idea de diversión, sin que exista necesidad física.

Este vicio crece con el bebedor alcohólico que es  la línea que separa a este bebedor, de los anteriores «bebedores problema», es la pérdida de control sobre la ingestión de alcohol.

No puede elegir el momento, ni la cantidad, ni los efectos  del alcohol en su organismo.

No puede decir «basta” y por tanto beberá hasta quedar intoxicado.

En este caso, y progresivamente, aparecen los trastornos asociados al alcoholismo en todas las áreas de su vida, luego vine el rechazo social, de la familia y unos se refugian en los llamados “escuadrones de la muerte”, otros son llevados a los anexos o a la tumba.

Ahí es donde aparece la figura de el padrino, porque cada padrino es necesariamente un líder, los riesgos son enormes, depende de ellos una vida humana y por lo general la felicidad de toda una familia, pende de un hilo.

Lo que el padrino hace, lo tiene bien calculado, las reacciones de sus ahijados, lo bien que toma el tiempo y hace su presentación, lo bien que maneja la crítica, y lo bien que conduce a su ahijado para que ya no tome alcohol.

Predica con  ejemplo personal y espiritual, son atributos de liderazgo que pueden marcar una diferencia, a menudo la diferencia entre la vida y la muerte.

EL INFIERNO EN VIDA

en los anexos ilegales, ocultos, que pocos ubican las cosas son muy diferentes, el maltrato, la humillación son el pan de cada hora, Artemio dice que es el mismo trato que se les da a las prostitutas, “acaban con tu auto estima, para que moralmente dependas de ellos”.

Por eso estoy aquí contigo, para que intervengan las más altas autoridades, para que paren las muertes, “yo he presenciado cuatro, todas casi iguales, que luego disfrazan de paros cardiacos, la verdad es que son muertes provocadas por la irresponsabilidad y la ignorancia”.

La intención de correr estos velos, es para que se acaben estos lugares que lucran con el dolor de las familias, quienes ven renacer a lo lejos la esperanza de salvar a su ser querido, pero la verdad es que cuando los llevan a estos lugares, “en verdad se traspasa la puerta del infierno”.

Esto pasa en todos los anexos, no nada más en este caso, deberían de investigarlos a todos, para que se ayude verdaderamente al vicioso, que no enfermo, porque “insisto, el alcoholismo es un vicio, nada de que sea una enfermedad”.

El mismo padrino Saúl N. lo decía “esto es una mafia, de la que entras ya no sales”, esa es la verdad, son unos farsantes”.

El modo de vivir allá adentro, es levantarse a las seis o seis y media de la mañana, empezaba el castigo para los rebeldes o desobedientes, un baño a esas horas con agua fría.

A lo que se ponían más locos, les colocaban una cubeta de cemento con una cadena, esto es una cubeta normal la llenan con cemento y la cadena de fuera, para que no se puedan mover, una vez que se las colocan en un tobillo.

Es algo parecido a las “bolas de la tranquilidad”, que eran esferas de hierro con una cadena, que se las amarraban a los presos, para que no pudieran caminar, es lo mismo pero con cubetas con cemento fraguado, pesan mucho.

Era un castigo o “aplicación como ellos le llamaban, luego se hace una oración, porque ellos mezclan mucho la religión, pero a su conveniencia, en este lugar había tres cocineros, de los mismos internos.

Preparaban la comida de manera insalubre, con todo podrido, “esos caldos eran agua, verduras sin sal, y a quien no comía lo castigaban, pero en verdad a veces ese caldo era repugnante”, no había otra cosa.

Esta dieta y los sufrimientos, era para “que se valorara toda esa vida que llevamos afuera y que por el vicio se ha perdido, para ver cuál es la diferencia de estar dentro, de estar anexado”.

Luego del desayuno se hacen servicios, se hacen las recámaras, se tienden las camas, se barre, se trapea, ahí todos le entran, hasta que llega la primera junta de AA, que es de las once de la mañana a la una de la tarde.

Son dos horas de estar ahí, donde se aplica esa sicología carroñera que lastima, denigra, acaba con la auto estima, el lenguaje es muy directo “mira tú estás sentado aquí, hijo de la chingada, insultaste a tu familia a tus padres a tu mujer, a tus hijos  y así se pasan mañana, tarde y noche”.

Mientras y aparte, el padrino y sus ayudantes, comen diferente, se alimentan bien porque se comen lo que se roban de las despensas, lo mejor de la recolecta es para ellos, pero no le convidan a nadie.

Luego de la comida hay otra reunión de AA de las ocho a las diez de la noche, ahí se habla de la palabra de Dios, de la Biblia.

Pero antes, cuando llega un alcohólico, le dan su “medicamento” es decir el alcohol en pequeñas dosis, para sacarlo de su estado, para que los delirios sean menos, pero al final, cuando el interno reacciona, ya es demasiado tarde.

Pero si alguien requiere de un medicamento, por enfermedad, simplemente no se la dan “que se muera el hijo de la chingada, para que se le quite lo briago, le dicen que ni le haces falta a tu familia, por eso te vinieron a dejar”.

Y ahí comienza la denigración de la persona, “antes de traspasar esa puerta, la de los anexos, se debe tomar en cuenta que muchas veces es mejor estar en la cárcel o en un Cereso, es un infierno que no acaba”.

Artemio Salazar dice que al traspasar esta puerta del infierno, le dicen al interno “vente hermanito, acá te vas a curar, vas a ver, te vamos a tratar bien, acá estás seguro, no te va a pasar nada”, de esta forma las familias se van tranquilas.

El padrino se dice pastor, pero ya adentro le dicen “ora si ya te chingaste cabrón, aquí te vas a mamar por lo menos un año, ahora si vas a ver lo que te va a dejar tu vicio”.

Luego, mentalmente el interno es sometido, pero si es rebelde, en esos lugares hay diferentes castigos, los servidores reciben la orden de “pónganle en la madre, para que se eduque”.

Si sigue de rebelde, le ponen una cubeta con cemento, con su cadena en un tobillo, y así comienzan los castigos, una semana, día y noche o hasta un mes, tienen que ir al baño cargando su cubeta.

Así dicen que pulen los diamantes, a puros castigos y chingadazos, porque son necios, rebeldes y no entienden, ellos tenían varias cubetas, para luego pasar a la silla, pero sin asiento, con las nalgas al aire, era muy cansado.

Les pegan con sandalias en las plantas de los pies, muy fuerte, otro castigo con cinturonazos en las nalgas o con tablas, el castigo es en partes donde no se noten los golpes.

En estos casos o cuando están muy lastimados, al llegar sus familias el padrino les dice que no lo pueden ver, porque afectarían su recuperación, que el “enfermito” va muy bien, que ya se está curando.

Pero la amarga realidad es otra, la mayoría de las veces, en este lugar se manejaban tres meses de cajón, si se querían ir antes, deberían pagar todo junto, en caso de recaer, es un año o dos años, es negocio y venganza.

La verdad es que ellos son todólogos, por ser alcohólicos, dicen que solo ellos saben cómo tratar a los enfermos, pero no se sabe si estos lugares son legales, se amparan en las siglas de AA, pero es muy diferente la realidad.

Anexos los hay en todos lados, en Apizaco, en Tlaxcala, en Chiautempan, donde se dice que el trato es peor, los desnudan, los crucifican y el trato es mucho peor, lo malo es que casi siempre el alcohólico es llevado en contra de su voluntad.

Nuestro entrevistado dice que le ha tocado ya vivir cuatro muertes, por exceso de castigo o falta de medicamentos adecuados, se dice que las muertes son por infarto, pero no se dice que este es el resultado de tanta presión.

Recuerda que en su primer internamiento lo llevó a internar su ex mujer, “ya estamos separados, nada tengo que ver con ella, pero me metió tres meses, ahí nada más estuve dos meses, por mi buen comportamiento”.

“Les gané la voluntad y salí, pero muy rebelde, eso pasó en el año de 2012, luego volví a tomar, me volvieron a anexar, estuve un mes y en ese entonces se planeó una fuga, entre todos los internos”.

Eso sí quiero que lo digas.

Entre varios compañeros se planeó la fuga, “yo tengo la autorización de los compañeros para decirte esto, ellos tienen mucho miedo para denunciar, la fuga la planeamos 16 personas que estábamos ahí, éramos puros hombres”.

“Nos cansamos de tanto castigo, de que nos hincaran con ladrillos, arena o corcholatas en las rodillas, entre cinco fraguamos la fuga, cuando entraran ellos los amarramos y les damos en la madre”.

El padrino se metió a bañar, se dio cuenta de que estábamos decididos a fugarnos y a final dijo “está bien muchachos, pero no me hagan nada, pero a sus ayudantes les dimos una chinga y los amarramos.

“Así pasó, salimos varios y los sometimos” participamos, Artemio, Julio,  “Juan Palos”, Mario y otros, los que no se fueron los viejitos, porque no podían caminar, pero los que nos fugamos cometimos un error.

Juntos nos fuimos a festejar a un hotel, nos emborrachamos, y otra vez caímos en el alcoholismo, así nos encontraron otra vez, nos amenazaron con llevarnos a otro lado, ese es nuestro temor que nos encuentren y nos desaparezcan.

Esta parte de la historia concluyó con la clausura del llamado “Instituto de los Diamantes Pulidos”, que culminó con la liberación de 22 hombres y una mujer, por parte de la Procuraduría de Justicia.

“Todos fuimos testigos de la muerte del hijo de afamado abogado de Chiautempn, eso ya lo dijimos”, lo que pedimos es que castiguen a los culpables y que de alguna manera nos cuiden, para que no nos vuelvan a atrapar, porque seguro seguro “de otra ya no salimos”, concluyó.

 

 

 

 

 

 

 

 

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