Trata, prostitución y feminicidios la otra leyenda negra de Tlaxcala

Trata, prostitución y feminicidios la otra leyenda negra de Tlaxcala

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LA OTRA TLAXCALA

 

Pedro Morales

Primero fueron negadas, luego reconocidas y ahora aceptadas como una dolorosa realidad que flagela a los tlaxcaltecas; sin embargo, en los primeros cien días de este nuevo gobierno ganan terreno la trata, prostitución y feminicidios en Tlaxcala.

Pero a final de cuentas esta modalidad de crimen organizado logró sobrevivir a los embates de la ley y el gobierno y ahora ante la falta de acción y suspendidos los operativos, ya proliferan los antros en los municipios más grandes de Tlaxcala.

A un año y dos meses y medio de la actual administración, “el combate a la trata de personas es pura simulación”, según lo asegura el instituto Fray Julián Garcés, ya que, en lugar de combatirse y erradicarse este problema, ahora se ha extendido en 40 municipios de Tlaxcala.

El poder económico, de las armas, del terror, el sometimiento, el sufrimiento y la imposibilidad para algunas mujeres por salirse de las garras de los lenones, hacen de la trata de personas la otra “leyenda negra de Tlaxcala”.

A la par de la multiplicación de los “huachicoleros” que día con día se roban el combustible de los ductos de Pemex, la acción de los tratantes, padrotes y homicidas en Tlaxcala es tema cotidiano desde hace décadas.

En lo que va del año se han registrado siete homicidios en diferentes municipios de Tlaxcala, pero la autoridad no da a conocer resultados contundentes y solamente se dice en la Procuraduría General de Justicia del Estado que se trabaja en la integración de las carpetas de investigación.

De esas siete muertes violentas de mujeres, ninguna ha sido declarada como feminicidio, en Apizaco y municipios aledaños hay terror, incluso se menciona de un asesino serial, pero todo es negado por la autoridad municipal y estatal.

De estos siete casos, uno ha sido aclarado y que ocurrió en Apizaco, en las inmediaciones de la estación del ferrocarril, donde una mujer fue muerta violentamente a manos de su pareja sentimental, pero no hay avances en los otros seis casos.

Cabe destacar que al cambio en las presidencias municipales y del gobernador, ha sido propicio para la construcción de moteles y la proliferación de antros, muchas de las veces disfrazados de loncherías y otros negocios.

Es evidente que la complicidad de las autoridades municipales, estatales y federales propicia el crecimiento de la trata de personas que en Tlaxcala se convierte en prostitución y explotación de miles de mujeres, dentro y fuera del territorio estatal.

Es claro que los padrotes han extendido sus actividades en municipios en donde no había presencia de esta actividad, esto se puede constatar por las ostentosas residencias que construyen con símbolos de su actividad.

Residencias de ensueño, como de cuentos de hadas o pasteles de quinceañera proliferan ya no solamente por los municipios de la región sur del estado, sino que en barrios y colonias de los 60 municipios son evidentemente notorias.

Características propias de estas mega residencias son las famosas construcciones en forma de corona sobre las azoteas, donde también abren sus alas águilas de piedra que en tres posiciones, abajo, en medio y arriba son el símbolo de la jerarquía del tratante.

Además de los colores chillantes, algunas columnas muestran la ostentosidad de residencias que sirven para deslumbrar a las mujeres que son reclutadas cada día en Tlaxcala, Puebla, Hidalgo o Veracruz para engrosar las filas de la trata y la prostitución.

Mientras en Tlaxcala, sobre todo en las principales ciudades como Apizaco, Tlaxcala, Chiautempan, Huamantla o Zacatelco cada vez es más notoria la presencia de sexo servidoras.

Lo mismo que en las carreteras México-Veracruz, Vía Corta Chiautempan desde Apizaco hasta los límites estatales, con mayor presencia de mujeres a la altura de Tenancingo y Teolocholco.

También en otras carreteras como el libramiento de Apizaco, y comienza la incursión en la carretera Tlaxco-Zacatlán, lo mismo que en el oriente de la entidad en los límites de Tequexquitla, Cuapiaxtla y Zitlaltepec.

En esta zona el atractivo es la nueva planta AUDI, que significa movimiento de dinero y de la trata y prostitución que se ejerce disimuladamente o de manera abierta y a plena luz del día.

Se suma a esta situación la tolerancia sospechosa de los nuevos alcaldes que permiten el funcionamiento de antros donde se ejerce la prostitución, principalmente los fines de semana.

Cabe decir que en Tlaxcala hay antros que han sobrevivido a sexenios y trienios, lo que indica sin duda que autoridades estatales y municipales tienen fuertes ligas con los padrotes y tratantes.

Esta actividad cuenta con la complicidad de medios de comunicación escritos, que en su sección de anuncias permiten la contratación de publicidad de salones de masaje, gimnasios y hasta baños públicos donde se ejerce encubiertamente la prostitución.

Incluso el ejercicio de la prostitución ha sido detectado hasta en la feria anual de Tlaxcala, como quedó evidenciado por la pelea de dos sexo servidoras que delante de los parroquianos se pelearon por la preferencia de un cliente en la pulquería “El Triunfo de las Palmas”, en el corazón del recinto ferial.

Lo último es la promoción a través de las redes sociales, donde las sexo servidoras ofrecen sus servicios, las direcciones y hasta publican imágenes y diferentes tarifas para atraer a la clientela.

SOLO UNA RED DE TRATA DESMANTELADA

En noviembre del año pasado, a través de un comunicado el departamento de justicia de EU dio a conocer que seis de siete personas acusadas por 21 cargos relativos a trata sexual, conspiración y otros delitos sexuales, fueron detenidos entre el 26 y 27 de octubre en un operativo conjunto con México.

Los detenidos son miembros de una organización internacional de tráfico sexual que operó entre el 2000 y el 2016 en ambos países.

Raúl Romero Granados, alias “Chicarcas” o “El Negro”, de 32 años de edad, e Isaac Lomelí Rivera, alias “Giro”, de 34 años de edad fueron arrestados en los Estados Unidos.

Mientras que Efraín Granados Corona, alias “Chavito” o “Cepillo”, de 41 años; Alan Romero Granados, alias “El Flaco” de 24 años; Pedro Rojas Romero, de 37, y Emilio Rojas Romero, de 34, fueron detenidos en México.

En abril de este 2017, elementos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) detuvieron en Papalotla de Xicohténcatl, estado de Tlaxcala, a Juan Romero “N”, alias “Chegoya” o “El Güero”, presunto integrante del grupo criminal de “Los Granados”, organización dedicada a la explotación sexual de mujeres y menores en México y en los Estados Unidos.

Los presuntos delincuentes violaron, golpearon, torturaron y esclavizaron a sus víctimas, quienes en su mayoría eran menores de edad separadas de sus familias a la fuerza aseguró la directora de ICE Saldaña, tras agregar que “cada arresto es testimonio de la sobresaliente relación bilateral entre México y los Estados Unidos”

El método que utilizaban para embaucar a sus víctimas era a través del romance, violencia física y sexual, amenazas, mentiras y presiones para forzar u obligar a mujeres menores y mayores de edad a prostituirse en México y en los Estados Unidos.

Los tratantes obligarían a las víctimas a prostituirse en el barrio de “La Merced”, donde les exigían trato con por lo menos de 20 a 40 clientes por día.

Tras algunos años de prostituirse en México, la victima sería trasladada a Estados Unidos, específicamente a Nueva York.

Los miembros de la red ejercían violencia física y sexual sobre las víctimas, y no les permitían comunicarse entre sí.

Una vez que las víctimas habían cruzado la frontera, los tratantes les proporcionaban datos de contactos para que “encontraran trabajo” tanto en casa de citas, prostíbulos o a casas particulares.

“Los servicios de entrega” se hacían tanto en Nueva York, como en estados vecinos como Connecticut, Maryland, Virginia, Nueva Jersey y Delaware.

Desde 2009, se creó la Iniciativa Bilateral contra la Trata de Personas, que tiene por objetivo desmantelar redes de trata de personas que operan a través de la frontera entre los dos países, llevar a los tratantes a la justicia, reunir a las víctimas con sus hijos y restaurar los derechos y la dignidad de las víctimas que estaban bajo control de las redes de tratantes.

El 23 de junio del año pasado, la Procuradora Lynch anunció la extradición a Estados Unidos de cinco delincuentes detenidos en México, que resultó en el arresto de ocho proxenetas que operaban una banda de trata sexual y quienes fueron acusados de 27 cargos en el Distrito de Nueva York.

Sin embargo, y a pesar de que este caso fue tema a nivel internacional, no significa que la trata de personas se haya erradicado de Tlaxcala, por el contrario, se habla de una sola de los cientos de familias que participan directamente en esta actividad.

Tampoco se menciona que muchas de las veces los propios padres y familiares toleran que sus mujeres se prostituyan, bajo el pretexto de que no hay empleo y sin remordimiento de conciencia los padres, madres y hermanos cobran los cheques que les mandan sus hijas de los Estados Unidos o del lugar donde las explotan.

LA FAMILIA CARRETO FLORES DE TENANCINGO

A manera de ejemplificar concretamente el funcionamiento y modo de operación de la trata de personas analicemos el caso de la familia Carreto. Se trata de una red que durante 14 años lucró y explotó a más de diez mujeres mexicanas forzadas a prostituirse en Qeens, Nueva York.

Los acusados:

Gerardo Flores Carreto – tratante Josué Flores Carreto – tratante-; Daniel Pérez Alonso – amigo cercano de los hermanos Flores Carreto, tratante Eliú Carreto Fernández- primo de los hermanos Flores Carreto, tratante.

Consuelo Carreto Valencia – madre de los hermanos Flores Carreto, cómplice María de los Ángeles Velásquez Reyes- cuñada de los hermanos Flores, cómplice.

Edith Mosquera de Flores – dueña del prostíbulo en Queens, NY donde trabajaban las víctimas.

Las víctimas:

Se encuentran documentados los casos de nueve mujeres de entre 14 y 19 años de edad, autoestima baja, poca o nula educación, pobres y originarias de distintas zonas marginadas de México.

Muchas de ellas migrantes hacia zonas urbanas como Tenancingo, Tlaxcala o la ciudad de México en busca de mejores oportunidades de vida.

Modo de operación: En algunos casos registrados, Gerardo, Josué, Daniel y Eliú utilizaron la seducción y el engaño, parcial o total, para reclutar a sus víctimas y someterlas a la prostitución.

En otros, se utilizó simplemente el secuestro, la violación y la violencia física para mantenerlas controladas.

Los tratantes sostuvieron relaciones íntimas e incluso matrimonio con las víctimas y de esa manera, no sólo obtenían información sobre las relaciones familiares y afectivas de la víctima.

Creaban una dependencia emocional y afectiva lo que incrementaba su habilidad para manipularlas y/o amenazarlas.

Una vez enganchadas las llevaban a vivir a Tenancingo a casa de Consuelo Carreto (la madre) quien junto con María de los Ángeles Velásquez (la cuñada) las mantenían vigiladas, aisladas e incomunicadas.

Igualmente, estas mujeres cuidaban a los hijos que algunas de ellas tuvieron con los tratantes. Era de hecho en casa de Consuelo Carreto donde iniciaba la explotación.

Durante la primera fase de explotación, casi todas las víctimas fueron obligadas a prostituirse en distintos puntos del país como Tenancingo, D.F, Puebla, Irapuato y Tijuana.

Posteriormente, fueron llevadas a Estados Unidos, específicamente a Queens, Nueva York.

El traslado y cruce de frontera siempre se hizo de forma irregular. Ahí, se les exigía atender a un promedio de 30 hombres al día, cobrando entre 25 y 35 dólares por cada uno, pero nunca se quedaron con el dinero.

Cualquier intento por hacerlo tenía como respuesta golpes severos y amenazas.

A partir de la explotación de sus víctimas, la familia Carreto obtuvo ganancias millonarias. Las investigaciones revelan que cada una de las víctimas enviaba al resto de la familia Carreto en México, entre 800 y mil 600 dólares semanales.

La investigación:

Además de la evidencia de las nueve víctimas que aceptaron atestiguar en el caso, las autoridades estadounidenses cuentan con un testigo cooperante íntimamente ligado a la familia que muchas veces hizo de custodio de las víctimas, así como de acompañante de los acusados durante los enganches.

Adicionalmente, los agentes del ICE (Inmigration and Customs Enforcement) del Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos  inspeccionaron en enero de 2004 los dos departamentos en los que vivían los miembros de la familia Carreto y sus víctimas en Queens, NY.

Ahí los agentes encontraron un número considerable de evidencias entre las que se incluyen libretas con números y direcciones de burdeles, casas de masaje y centros de alterne; precios y ganancias por el trabajo que realizaban sus víctimas.

Bolsas de dormir, registros telefónicos, condones, lubricantes y artículos para uso sexual, cartas, fotografías, recibos de transferencias monetarias, entre otros.

Un día después, de la inspección, Josué Flores Carreto, Gerardo Flores Carreto y Daniel Pérez Alonso fueron arrestados.

Por su parte, en Febrero de 2004, autoridades mexicanas arrestaron a Consuelo Carreto Valencia y María de los Ángeles Velásquez Reyes en Tenancingo, México.

Finalmente, Edith Mosquera de Flores, dueña del burdel, se declaró culpable de beneficiarse económicamente de la prostitución forzada.

Entre las acusaciones que se adjudican a la familia se destaca: conspiración, trata con fines de explotación sexual, trabajos forzados, tráfico ilegal para prostitución, conspiración para importar extranjeros con propósitos inmorales, trata y tráfico de personas.

Este caso, que finalmente no fue llevado a juicio, dado que los acusados se declararon culpables el mismo día que iba a iniciarse, es uno de los casos de trata de personas más importantes que ha llegado a las cortes estadounidenses desde que entró en vigor el Acta para la Protección de Víctimas de Trata.

En el marco de la legislación se estima que Josué y Gerardo Flores Carreto sean sentenciados con hasta 30 años de prisión y Daniel Pérez Alonso con una pena de 25 a 30 años.   Algunos ejemplos de casos (los nombres son ficticios)

CASO 1.- Claudia: En 1998 Claudia, de 17 años, conoció a Josué Flores en Tenancingo, México. Josué se presentó bajo el nombre de Raúl y la sedujo con promesas de amor y matrimonio.

En 2001 se casó con ella e inmediatamente después la llevó a un hotel y la mantuvo encerrada durante dos semanas. Claudia sólo podía salir acompañada de Josué o su primo (Eliú).

Posteriormente Josué la llevó a casa de su madre (Consuelo). Tuvieron un hijo.

En ese momento Josué controlaba cada aspecto de la vida de Claudia. Cada vez que intentó escapar, la madre y la cuñada de Josué la retenían, la golpeaban y amenazaban con quitarle al niño para siempre.

Inicialmente Josué utilizó el chantaje para que Claudia se prostituyera “lo harás si realmente me amas, le dijo”, luego utilizó la violencia física y las amenazas.   Josué la obligó a prostituirse en Irapuato, Ciudad de México y Puebla hasta que en 2003 Claudia cruzó la frontera con María de los Ángeles Velásquez (la cuñada) las dos de forma irregular.

En Queens, NY le exigieron que atendiera a un promedio de veinte hombres por día. En ningún momento recibió pago por ello.

Todos los días los tratantes revisaban sus pertenencias para cerciorarse que Claudia no se hubiera quedado con algo de dinero. De lo contrario era severamente castigada.

Frecuentemente Josué la amenazaba de muerte si intentaba escapar.

CASO 2.- Petra: Gerardo fue a un pueblo a buscar a una mujer joven y atractiva y encontró a Petra a quien sedujo con promesas de amor y matrimonio y la llevó a casa de su madre en Tenancingo.

Gerardo prometió a Petra comprarle dos casas en México, una para ellos y otra para su familia.

En junio de 2003 él y Daniel Pérez la llevaron ilegalmente a Estados Unidos, Petra creía que iba a trabajar como mesera o en una lavandería, sin embargo una vez en Nueva York.

Gerardo y Daniel la convencieron de prostituirse bajo, el argumento de que tenían que pagar urgentemente la deuda que habían adquirido con los polleros que los habían cruzado.

Para ese momento Gerardo controlaba la vida de Petra y todo el dinero que ganaba.

Todos los días le llamaba para preguntarle cuantos clientes llevaba y revisaba sus cosas, para asegurarse que no se hubiera quedado con algo de dinero.   Como en el caso anterior los golpes y las amenazas eran constantes.

CASO 3.- María: A los 15 años María, originaria de una pequeña comunidad de Puebla, fue a la ciudad de México a trabajar como sirvienta. Un domingo en un baile conoció a Daniel Pérez, quien, dos semanas después,  llevó a María a la casa de su hermano en Tenancingo, bajo la promesa de que esa noche regresarían al D. F.

Sin embargo una vez ahí la encerró, la violó y le quitó el poco dinero que llevaba consigo. Después de aproximadamente dos meses, Pérez le dijo a María que sería prostituta.

María logró escapar y fue a la casa de su hermana en la ciudad de México. Poco tiempo después Pérez encontró a María, le dijo que había cambiado, que la trataría bien y la convenció para que volviera con él.

Daniel Pérez la llevó a un departamento que compartía con Josué en el DF., la aisló completamente y la obligó a prostituirse. Pensando que no tenía otra opción, María se prostituyó en el DF y en Tenancingo.

Igual que en los casos anteriores llegó a EU de forma ilegal, fue severamente golpeada y amenazada cuando no llevaba dinero suficiente, cuando se negaba a trabajar o cuando intentaba guardar algo de dinero para sí. Dos veces quedó embarazada y las dos fue obligada a abortar. Como en los casos anteriores cada aspecto de la vida de María estaba controlado por la familia Carreto.

CASO 4.-  Lupe: Cuando Lupe tenía 14 años fue a visitar a su prima a Tenancingo. En un día de campo conoció a Gerardo y a Cándido, el primo de Gerardo.

Al final del día Gerardo invitó a Lupe a casa de su mamá. Esa noche Gerardo violó a Lupe.

Tiempo después Gerardo fue al pueblo de Lupe y convenció a sus papas que se quería casar con ella, nunca se casaron pero si tuvieron una hija, Gladis, que vivió con Consuelo (la madre de Gerardo).

Lupe fue llevada a Tijuana donde la obligaron a prostituirse y a mantener relaciones con más de 30 hombres al día. Vivió en esas condiciones por cinco años.

A pesar de que Gerardo le prometió que una vez que naciera la bebe no volvería a ser prostituta, la llevó a Estados Unidos a trabajar. Una vez más fue forzada a prostituirse y a enviar aproximadamente mil dólares semanales a la familia de Gerardo.

El abuso y las amenazas fueron las mimas que en los casos anteriores…

CASO 5.- Cristina. Ella es una mexicana que lleva varios años trabajando en un billar que frecuentaba la familia Carreto.

Daniel Pérez la sedujo y varias veces le pidió que se prostituyera para él pues, decía, estaba necesitaba dinero desesperadamente para enviar a su hermana y su madre enferma.

Prometía que sería por un periodo corto de tiempo hasta que pudiera ofrecerle lo que ella realmente merecía. Cristina se negó.

En conversaciones posteriores Pérez le admitió a Cristina que tenía a mujeres trabajando en la prostitución (tres en México y una en EU, arguyendo que era su trabajo…

Tenancingo cobró fama internacional como pueblo lenón cuando el diario estadunidense The New York Times, dio cuenta del caso de los Carreto Flores.

Una familia de proxenetas avecindada en Tenancingo que reclutaba jovencitas en distintos lugares de México y las introducía ilegalmente a Estados Unidos, especialmente a Nueva York.

Este debería de ser un ejemplo de la forma efectiva de combatir a la trata de personas, hay que ir a fondo, aunque en este caso fue el brazo de la justicia de los Estados Unidos, quien nos pone la muestra.

Es un caso debidamente documentado, mientras en Tlaxcala se deja libres a los lenones, tal vez hasta con una disculpa que diría “usted perdone señor padrote, por haberlo metido en nuestras sucias celdas”.

Y ahora crece la impunidad con la aplicación del nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio que exige el debido proceso y pruebas de la flagrancia, aunque la norma no se aplica para las víctimas, sino para los lenones y padrotes.

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Fuentes: The Goberment’s trial brief, United States of America vs. Josué Flores Carreto, Gerardo Flores Carreto and Daniel Perez Alonso, defendants. United States District Court Eastern District of New York, 3 plead guilty to charles involving forcing young mexican women into sexual slavery in N.Y” ICE News Release, 5 de abril de 2005, Mexican women set to testify against alleged sex traffickers, en Libertad Latina. org (wwwlibertadlatina.org), 3 de abril de 2005 Dirty Little secret in Corona. New York Daily News, 4 de abril de 2005 Prostitution horror for young women. New York Daily News, 2 de abril de 2005.

 

SITUACIÓN DE LA TRATA DE MUJERES EN EL ESTADO DE TLAXCALA

 

Un estudio sobre la trata de personas en Tlaxcala, realizado por Centro “Fray Julián Garcés” Derechos Humanos y Desarrollo Local, A.C., ubica que los tratantes varones se van a lugares más alejados, Veracruz, Chiapas o Centroamérica a traer mujeres.

 

Se hacen amigos de algún indígena cuya hija cumpla con los estándares que se están buscando, lo emborrachan y compran a la muchacha, por 15 mil o 20 mil pesos.

 

Es un secreto a voces, en Tlaxcala la información sobre la red de “lenones” y su modus operandi, circula libremente, éstos delincuentes son conocidos.

 

La mayoría de las personas conoce los municipios donde se ubican o donde son mayoría, pueden describir la forma en que se mueven los grupos delictivos y hasta los lugares donde están ubicadas las casas de seguridad.

 

Conocen los mecanismos de reclutamiento, que van desde el matrimonio hasta el secuestro, la violación y las amenazas.

 

Otro documento de valor lo constituye el “Diagnóstico de la explotación sexual comercial infantil en el Estado de Tlaxcala”, elaborado por la División de Estudios de Posgrado del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT), a petición del Sistema Estatal DIF.

 

A partir de estudios de caso y 110 entrevistas con víctimas, profesores, taxistas y dueños de bares, el diagnóstico reconstruye las formas y modalidades del fenómeno en la entidad y documenta la existencia de la explotación sexual comercial infantil.

 

Llama la atención que en el estudio, al momento de establecer el perfil de las víctimas, las edades de mayor vulnerabilidad se encuentran en el grupo etario de 14 a 17 años, seguido de la explotación de niños menores de 13 años; esta última situación, advierten los autores, se da de manera focalizada y afecta, tanto a niñas como a niños”.

La investigación para el DIF fue complementada con el diagnóstico “La Merced:

 

Pobreza, Vulnerabilidad y Comercio Sexual”, elaborado por la Asociación para el Desarrollo Integral A.C., que da cuenta de una encuesta con sexoservidoras de la zona de La Merced en la ciudad de México, lo que permitió obtener los testimonios que confirmaron la existencia de las redes de trata en el estado de Tlaxcala y su modus operandi.

 

El 54% de las mujeres entrevistadas dijeron, haberse iniciado en el sexo servicio entre los 15 y 21 años mediante engaños o amenazas de su pareja, y 32 % dijo ser originaria de los estados de Tlaxcala y Puebla.

 

 

El equipo investigador midió también el nivel de percepción institucional sobre el tema de la trata de mujeres. Para ello, reunió a 35 participantes de 27 instituciones, entre médicos, abogados, trabajadores sociales, maestros, antropólogos, sociólogos y sacerdotes.

 

De la información se desprende la falta de conocimiento sobre el tema, “la falta de claridad respecto a los conceptos y fenómenos relacionados con el intercambio sexual entre adultos y niños es lo relevante”, señala la investigación.

 

“El maltrato, la violación, el abuso y la explotación sexual, son considerados como situaciones que comparten características que los identifican, pero no se reconocen las especificidades que marcan las diferencias entre cada uno de ellos”.

La misma percepción limitada del fenómeno es compartida incluso por instancias de procuración de justicia, añade el documento, “las cuales actúan en un marco jurídico desfasado de la realidad social que se vive en la entidad”.

 

Lo anterior ayuda a comprender la escasa eficiencia que se tiene para enfrentar el problema, aunado a la falta de instrumentos estadísticos y de información de los que se dispone, al no contar con registros sobre delitos específicos de explotación, tráfico o pornografía.

 

Sin dejar de mencionar la falta de comunicación y coordinación entre las instituciones encargadas de la atención legal y social, para desarrollar acciones efectivas y eficientes en la persecución del delito y atención a la víctima.

 

De acuerdo con los participantes de los grupos de trabajo, en algunas comunidades hay una plena aceptación de la prostitución de mujeres menores de edad, tal es el caso de Tenancingo, San Pablo del Monte, Papalotea y Ayotla del Monte.

 

Lo anterior es posible, de acuerdo con los entrevistados, a las “preferencias personales o a la situación económica de las familias”.

 

 

 

En relación con la falta de una cultura de la denuncia, las respuestas rondaron mayoritariamente en torno a lo que señalaron como “una amplia desconfianza hacia las instituciones encargadas de atender a las víctimas y de la procuración de justicia”.

Sobre este último, cita el documento, se percibe diversidad de criterios de los Agentes del Ministerio Público para la integración de las averiguaciones previas y persecución del delito, aunado a la relación de parentesco que se tiene con los agresores.

Otra de las causas identificadas, es la protección que reciben los proxenetas y sus familiares, del poder político y grupos de las localidades en donde esta práctica se hace frecuente, “amén del marco legal deficiente para tipificar, sancionar y perseguir este tipo de delitos”.

 

El documento aporta cuatro situaciones características asociadas con la explotación sexual comercial infantil: el secuestro y el abuso como fenómeno previo; el ejercicio voluntario de la prostitución, bajo el consentimiento de la familia y, finalmente, problemas de pobreza.

 

En cuanto al tráfico de menores, reportaron una estrecha vinculación con el secuestro de jovencitas.

 

En este sentido se destaca la pobreza como un elemento de vulnerabilidad, además de los ambientes familiares disfuncionales, y a una “formación donde la mujer tiene una idea de sí misma de subordinación frente a figuras masculinas” lo que, en consecuencia, es campo fértil al problema de la prostitución.

 

Un dato importante mencionado en la investigación como reflexión propia, lo constituye “el peso social o familiar que ejerce la creencia de que una mujer pierde su valor al ser víctima de una violación o abuso sexual, que ha traído como consecuencia, en ciertos casos, que las jóvenes no vean otra salida más que dedicarse a la prostitución, con la finalidad de mantener a los hijos –con frecuencia- producto del abuso sexual de que fueron objeto”.

 

El estudio agrega un dato digno de destacar: un fenómeno hasta el momento insuficientemente documentado, como lo es el de mujeres centroamericanas que son trasladadas al estado para ejercer la prostitución y que, al mismo tiempo, han servido como justificación social e institucional al sostener que las jovencitas que se prostituyen en la entidad no son de Tlaxcala, esto también puede ser significativo para considerar la participación de grupos delictivos de Centroamérica que operan en México.

 

La invisibilidad del problema de la explotación sexual y comercial infantil en Tlaxcala se refleja en los informes que se recabaron en dicho diagnóstico, los cuales dan constancia de los hoteles, prostíbulos, bares, cantinas y casas “clandestinas”, lugares donde son explotados los menores de edad, sin que al parecer haya respuesta institucional frente a esta información.

 

Se llega a tal nivel de detalle, porque se asevera que en las centrales camioneras de Tlaxcala y Apizaco, así como en “diversos sitios de combis” se da la explotación sexual infantil a plena luz del día.

 

La incidencia de denuncias y consignaciones de lenocinio en el estado, frente a la magnitud del problema que se revela en todas las investigaciones realizadas hasta el momento en el estado, pone en perspectiva lo que el diagnóstico destaca como “producto de la descoordinación entre las dependencias”.

 

Tal es el caso que ofrecen algunas cifras de la Procuraduría de Justicia del Estado (PGJE) que, de acuerdo con la investigación, comprueban “la extensión del fenómeno en la entidad”.

 

LAS DENUNCIAS

 

En base a los datos recabados por los autores “los casos de lenocinio han venido en aumento a partir de 1999, fecha en que fueron registradas 9 denuncias; cifra similar se produjo en el 2000.

 

No obstante que en los años siguientes sólo se reportan dos casos en cada uno de ellos, para 2003 las cifras que alcanza el delito de lenocinio es de 12 denuncias, tan sólo en el primer semestre del año.

 

En la ciudad capital se denunciaron –ante la procuraduría del Estado- 11 casos y uno registrado en San Pablo del Monte”, donde destaca el caso emblemático de la desaparición de la menor Karla Romero Texmol.

 

Al final de la pasada administración el recuento fue que el gobierno ha realizado operativos que han permitido rescatar a 211 víctimas de las cuales, 85 son menores de edad y se clausuraron 263 establecimientos.

 

Se han obtenido 12 sentencias condenatorias, “cosa que no había sucedido”.

 

Integrantes de Organizaciones Impulsoras de la Iniciativa Popular contra la Trata de Mujeres y Niñas en Tlaxcala, definieron en un informe estatal que, en Tlaxcala, simple y llanamente, la lucha contra la trata de personas ha sido de simulación y fracaso.

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